Viajar de Estados Unidos a Rusia en 20 minutos parece una hazaña imposible, pero gracias a las condiciones únicas de una porción de mar, esta travesía se convierte en realidad durante el invierno. En este breve recorrido, se cruzan dos pequeñas islas que pertenecen a estos dos países y, a pesar de la corta distancia, existe una notable diferencia de 21 horas en sus horarios. Este fenómeno resalta la proximidad geográfica entre esas naciones y su singular relación histórica y geopolítica.
La primera isla pertenece a Rusia y la otra forma parte de Estados Unidos, y ambas están separadas por apenas 3,8 kilómetros. Este corto trayecto es un recordatorio de cómo la naturaleza puede acercar dos naciones que han estado en competencia durante décadas.
Vista satelital del estrecho que permite pasar de Estados Unidos a Rusia en minutos. Foto: Google Maps
El estrecho de Bering es la clave para este viaje rápido entre Estados Unidos y Rusia. Este estrecho separa Alaska, en la nación americana, de Siberia, en el país ruso, y alberga las islas Diómedes. Durante los meses más fríos del año, las aguas del estrecho se congelan, de tal manera que crea un puente de hielo natural que une las islas. Así, es posible recorrer a pie los 3,8 kilómetros que separan Diómedes Menor (EE.UU.), con su pequeña comunidad de 80 personas, de Diómedes Mayor (Rusia), que está deshabitada salvo por personal militar ruso.
Históricamente, el estrecho de Bering ha sido un importante paso migratorio. Hace miles de años, los primeros pobladores de América cruzaron este puente natural tras aprovechar las condiciones glaciares de la época. Aunque este cruce no les tomó 20 minutos, actualmente, esta ruta congelada durante el invierno permite a los más aventureros experimentar un viaje único entre dos superpotencias.
Ubicación del estrecho de Bering. Foto: World Atlas
Uno de los aspectos más fascinantes de este viaje es la significativa diferencia de horarios entre las islas Diómedes. Pese a la corta distancia, hay una diferencia de 21 horas entre Diómedes Menor (Estados Unidos) y Diómedes Mayor (Rusia). Esta discrepancia se debe a la línea internacional de cambio de huso horario, que corre cerca del meridiano 180º y divide los dos países.
Al cruzar desde Estados Unidos a Rusia, prácticamente se viaja al futuro. A la inversa, se retrocede en el tiempo al regresar a Estados Unidos. Este fenómeno es un interesante punto de curiosidad, pero también ilustra las peculiaridades geográficas y políticas que configuran nuestro mundo.
Cruzar el estrecho es avanzar o retroceder 21 horas en el tiempo. Foto: Mundo Geo/TikTok
El estrecho de Bering, que conecta el océano Pacífico con el Ártico, es una región rica en historia y geografía. Durante la última glaciación, conocida como el Último Máximo Glacial, el nivel del mar era significativamente más bajo que en la actualidad. Esto permitió la formación de un puente terrestre, conocido como Beringia, que conectaba Asia con América del Norte.
El estrecho de Bering conecta 2 océanos. Foto: Pinimg
Este puente permitió a los primeros humanos migrar desde Asia hacia el continente americano. Sin embargo, con el fin de la glaciación y el aumento del nivel del mar, Beringia se inundó. Este se habría quedado bajo el océano y se convirtió en el estrecho de Bering que conocemos hoy. Según investigaciones recientes, durante el Pleistoceno, el nivel del mar era aproximadamente 130 metros más bajo, lo que facilitó estos movimientos migratorios.
Con el fin de la glaciación y el aumento del nivel del mar, Beringia se inundó. Foto: NPS