La Pascua, en Estados Unidos, es una festividad que trasciende lo religioso y se entrelaza con la llegada de la primavera. Entre los símbolos más reconocidos se encuentra el conejo de Pascua, una figura colorida y entrañable que ha cautivado a generaciones. Desde sus orígenes con inmigrantes alemanes hasta su arraigo como símbolo de la temporada, este personaje ha dejado una huella imborrable en la cultura estadounidense.
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La historia del conejo de Pascua se remonta al siglo XVIII, cuando inmigrantes alemanes se establecieron en Pensilvania. Estas personas trajeron consigo la tradición de la liebre que ponía huevos, conocida como Osterhase o Oschter Haws. Los hijos de estos inmigrantes construían nidos para que la criatura depositara huevos de colores. Aquello dio inicio a una costumbre que eventualmente se extendió por todo el país.
Aunque los orígenes exactos del conejo de Pascua siguen siendo un tanto inciertos, la teoría de su llegada a Estados Unidos con los inmigrantes alemanes es la más respaldada por la evidencia histórica.
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Con el tiempo, esta tradición evolucionó. Los nidos dieron paso a canastas decoradas y los regalos se diversificaron. Además de los huevos, el conejo de Pascua comenzó a dejar chocolate y otros dulces en los hogares estadounidenses.
La pregunta que todos se hacen es ¿por qué un conejo? Una de las teorías se encuentra en la figura pagana de la fertilidad: Ostara. Esta diosa tenía al conejo como su símbolo animal, y la combinación de influencias religiosas y tradiciones populares dio lugar a la celebración actual.
Ostara es una diosa de origen germánico que inspiró a la tradición del conejo de Pascua. Foto: Culturizando.com
Hoy en día, los niños estadounidenses esperan ansiosamente la visita del conejo de Pascua. En la víspera, este personaje tradicionalmente deja huevos y golosinas en los hogares. La asociación con la primavera, la fertilidad y la renovación espiritual se manifiesta en esta celebración llena de color y alegría. Así, el conejo de Pascua sigue siendo un símbolo querido y una parte esencial de la Semana Santa, en Estados Unidos.
Existen una gran variedad de juegos con relación a los huevitos de Pascua para que los menores del hogar logren divertirse. ¡Aquí te dejamos la lista de los cuatro mejores para que puedas disfrutar en familia!
Carrera de huevos
Consiste en llevar los huevos previamente cocidos con una cuchara en la boca de un sitio a otro. Gana el que lo consigue en el menor tiempo.
Ponle la cola al conejo de Pascua
Es el clásico juego de 'Ponle la cola al burro', pero adaptado a la Semana Santa. Podemos dibujar un conejo en una cartulina —incluyendo con su cesta con huevos para que sea realmente el conejo de Pascua— e intentar ponerle la cola por turnos con los ojos vendados.
Encesta los huevos
En un extremo de la habitación o el jardín, colocamos alineadas las cestas de cada participante. En el otro extremo, entregamos a cada uno cantidades iguales de huevos de plástico. Cada uno deberá lanzar los huevos e intentar que caigan en su cesta. El que logre hacerlo más veces en su cesta gana.
Encuentra los huevos
El último juego —pero no menos importante— consiste en esconder los huevos, uno de los más clásicos en Pascua. Mientras los niños no sepan ni vean dónde está escondido cada huevo en los rincones de la casa, podrás esparcirlos y así lograr que ellos mismos lo busquen y ganen esta dinámica.