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Reino Unido: la leyenda negra de la joya española que coronará a Carlos III de Inglaterra

Reino Unido. La joya de la corona que lucirá el nuevo rey proviene de la guerra de reconquista en España. Es un diamante de 317 quilates conocido como “la segunda estrella de África” y adorna la corona usada por los soberanos ingleses desde el siglo XV.

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Nuevos soberanos. El rey Carlos III y la reina consorte Camila serán coronados hoy. Foto: difusión

Carlos III entrará hoy sábado a la abadía de Westminster sin corona y, dos horas después, saldrá de la iglesia abacial con la corona del Estado Imperial sobre su cabeza. Durante la ceremonia, se podrá disfrutar de uno de los espectáculos más raros del mundo: el de los destellos bajo el sol de las 2.901 piedras preciosas que adornan la joya con la que el monarca desfilará por las calles de Londres.

El diamante Cullinan II, de 317 quilates, también conocido como “la segunda estrella de África”, es la gema más valiosa de esta pieza, pero en el centro del florón con forma de cruz de la parte frontal brilla el llamado “rubí del príncipe negro”, una de las espinelas rojas sin tallar más grandes del planeta. El pedrusco, que ha sobrevivido a más de 700 años de guerras, revoluciones e intrigas palaciegas, esconde una leyenda negra española.

Nada es lo que parece en esta gema. En realidad, el rubí del príncipe negro es una espinela, aunque no fue hasta finales del siglo XVIII cuando se depuró el sistema para diferenciar ambos minerales. La piedra, de 170 quilates y 5,08 centímetros, es una de las joyas de la corona más antiguas. Llegó al Reino Unido casi por azar.

No es exacto que fuese robada del monasterio de Santa María la Real de Nájera (La Rioja, España) por los ingleses, como narran algunas crónicas riojanas. Pedro I de Castilla, apodado El Cruel por sus detractores y El Justo por sus partidarios, se hizo con ella en 1362 después de asesinar a Muhammad VI, el soberano nazarí de Granada. Pedro I cortó la cabeza de Muhammad VI y la envío a la Alhambra pinchada en una pica. El rubí nazarí nunca regresó al Al-Andalus, pero tampoco estuvo mucho tiempo en posesión del monarca castellano. En 1366, pocos años después de hacerse con ella, El Cruel o El Justo tuvo que entregársela a Eduardo de Woodstock, primogénito de Eduardo III de Inglaterra, como forma de pago por la ayuda que le dio para sofocar una revuelta liderada por Enrique de Trastámara. Woodstock, apodado el príncipe negro por el color de su armadura, derrotó al hermano de Pedro de Castilla en la batalla de Nájera, en abril de 1367, y regresó a Inglaterra con el rubí y con las dos hijas del rey castellano, Constanza e Isabel. La primera se tuvo que casar con Juan de Gante, duque de Lancaster, y la segunda con Edmundo de Langley, duque de York.

Saludos. Súbditos ingleses saludan al rey Carlos III en Londres. Foto: AFP

La joya desapareció de los registros hasta 1415. Los Plantagenet, los Lancaster y los York le atribuyeron poderes divinos, basándose en una leyenda que aseguraba que esta provenía de las minas del rey Salomón, en algún lugar de África. La espinela es conocida como rubí balaje, que deriva de balaj, el gentilicio de Badajshán, una zona a caballo entre Afganistán y Tayikistán. Pero los análisis más recientes apuntan a que podría preceder de las minas de la actual Myanmar. Enrique V de Inglaterra la llevó durante la batalla de Agincourt, donde la arquería inglesa destrozó al ejército francés de Carlos VI. Esa victoria aumentó la leyenda y la mística de la piedra.

Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, la habría tenido en sus manos durante su matrimonio con Enrique VIII. El inventario del rey de Inglaterra de 1521 menciona “un gran rubí balas” engastado en la corona Tudor, que se cree que era la espinela del príncipe negro. Pero volvió a desaparecer cuando Oliver Cromwell convirtió a Inglaterra en una república. Cromwell hizo desarmar, fundir y vender gran parte de las joyas de la corona. No está claro qué sucedió con el rubí durante la Mancomunidad de Inglaterra, pero debió adquirirla alguien de la familia real porque volvió a palacio cuando la monarquía fue restaurada en 1660. La reina Victoria la lució en su coronación, en 1838.

La corona ha sufrido una docena de modificaciones en los últimos dos siglos. Carlos III la lucirá hoy en su coronación.

Así será el espectáculo de la coronación en Londres

El espectáculo de la coronación del rey Carlos III del Reino Unido, que estará rodeado de gran pompa, empezará hoy sábado con la procesión en carroza que harán el monarca y la reina consorte, Camila, desde el palacio de Buckingham, residencia de la familia real, hasta la abadía de Westminster, en Londres.

La corona. “La segunda estrella de África”. Foto: difusión

A Carlos III se le entregarán el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca, y la corona de San Eduardo; la única vez en su vida que el rey llevará esta corona construida en 1661, hecha en oro y decorada con rubíes, amatistas, zafiros, granate y topacios.

Una vez que concluya la ceremonia el sábado, Carlos III y Camila saldrán al balcón del palacio de Buckingham para saludar a la multitud, aunque se desconoce qué miembros de la familia real acompañarán a los reyes. El evento concluirá con el vuelo rasante de aviones de la Real Fuerza Aérea (RAF).