El organismo antidrogas australiano anunció el viernes 3 de febrero que el éxtasis (también conocido como MDMA) y los hongos alucinógenos podrán ser utilizados en los tratamientos psiquiátricos como la depresión y el estrés postraumático.
La medida sostiene que los psiquiatras podrán prescribir ambas sustancias a sus pacientes partir de julio próximo, según comunicó la administración australiana de productos terapéuticos al encontrar una “suficiente evidencia sobre potenciales beneficios en ciertos pacientes”.
Ambas drogas están actualmente prohibidas en territorio australiano y pueden ser utilizadas solo en ensayos clínicos estrechamente controlados por las autoridades sanitarias.
La aprobación de estos tratamientos por parte de las autoridades se debió a la falta de alternativas que tienen estas personas tras desarrollar enfermedades mentales que no mejoran con los medicamentos tradicionales.
“Existe la necesidad de acceder a nuevas terapias para afecciones resistentes al tratamiento, como la depresión resistente al tratamiento y el trastorno de estrés postraumático”, advirtió la Therapeutic Goods Administration de Australia (TGA).
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Cabe resaltar, que esta autorización solo se aplicará para tratamientos médicos, ya que usar esas drogas en otros contextos seguirá absolutamente prohibido. “Los ensayos clínicos se han mostrado prometedores cuando (el MDMA y psilocibina) se usan en combinación con psicoterapia realizada en entornos médicos estrictamente controlados”, agregó la TGA.
Mike Musker, especialista en salud mental de la universidad de South Australia, sostuvo que ambas drogas pueden “reducir las inhibiciones” y ayudar a las personas a procesar las imágenes y recuerdos difíciles.
Sin embargo, algunos investigadores científicos han expresado su duda sobre el uso terapéutico de estas drogas en pacientes con trastornos mentales graves. Susan Rossell, neuropsicóloga cognitiva de la Universidad de Swinburne de Australia, dijo a la ABC que, por lo pronto, sigue siendo necesario llevar a cabo más estudios científicos para determinar si dichos tratamientos son seguros y efectivos para los pacientes.