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¿Qué fue la gran hambruna de Holodomor en Ucrania y por qué sigue causando resentimiento hacia Rusia?

Esta es la historia de una de las tragedias más grandes de la humanidad: más de 4 millones de ucranianos murieron de inanición por orden de Joseph Stalin.

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Ucrania, Kazajistán y el norte del Cáucaso fueron las regiones más castigadas de la antigua Unión Soviética durante la hambruna. Foto: composición LR/AFP/National Geographic

El Holodomor deriva del ucraniano ‘Голодомор' (’matar de hambre’) y hace referencia a la gran hambruna de 1932 y 1933, que provocó la muerte de más de 4 millones de ucranianos durante la colectivización forzosa de las granjas por parte de Joseph Stalin.

Ha pasado casi un siglo, y en medio de la invasión rusa, los recuerdos de lo que sufrieron millones de ucranianos alimentan aún más el resentimiento hacia el Kremlin.

Ucrania, Kazajistán y el norte del Cáucaso fueron las regiones más castigadas de la Unión Soviética en una tragedia poco conocida y sin precedentes en la historia.

¿Qué fue el Holodomor?

Encabezados por Stalin, miembros de la Dirección Política del Estado (GPU) incautaban abusivamente alimentos y bloqueaban las fronteras del país para que la gente no pudiera salir. La medida pretendía reprimir cualquier síntoma de rebrote de nacionalismo ucraniano durante la Unión Soviética.

“Fue muy aterrador. La brigada tenía horcas y venía a todas las casas a buscar pan”, dijo a BBC Petro Mohalat de 95 años. “Usaron palancas para entrar. Luego fueron a todos los graneros tratando de encontrar pan enterrado”, recordó el adulto mayor de cuando tenía 5 años.

Los recuerdos de lo que sufrieron millones de ucranianos alimentan aún más el resentimiento hacia el Kremlin. Foto: Infobae

Su abuela les dijo a los niños que se escondieran donde pudieran. A pesar de los intentos por echar el cerrojo a la puerta y cerrar las ventanas, la casa vibraba por los golpes.

“Mi padre tuvo que dar todo a la granja colectiva: nuestra vaca, caballo, incluso nuestro balde. Mi madre estaba muy enojada”, rememoró Mohalat, quien vive en el pueblo de Kovyyhi, a 60 km de la frontera con Rusia.

El 7 de agosto de 1932, la URSS aprobó la Ley de Espigas, por la que se establecían castigos para todos aquellos que estuviesen contra la confiscación de alimentos y castigaba brutalmente a quienes robaran grano.

“El Gobierno dijo que había que entregárselo todo, y comenzaron a humillar a mi padre, que dijo: ‘Tengo hijos, tengo una familia’. Pero ellos dijeron que todos iríamos a la granja colectiva, el koljoz, y que allí estaríamos mejor. Le dijeron a mi padre que bajara las campanas de la iglesia, pero él se negó”, recuerda María Martyniuk, una sobreviviente.

“Lo golpearon y lo encerraron en una celda. No lo vimos durante dos semanas. Y apenas volvió a casa… ¡murió! Las máquinas que cosechaban el trigo y el centeno dejaban los tallos. Mi madre recogió algunos para cocinar algo, pero una brigada se los quitó, y la golpeó. Ella se acostó en su cama, y nunca más se levantó. Así fue como murió”, concluyó el relato Martyniuk.

No tardaron en verse terribles escenas de cadáveres regados por las calles. Familias se veían obligadas a comer hierba, corteza de roble, incluso perros y gatos. La situación llegó a tal punto que algunos historiadores afirman que en zonas más pobres se generalizó el canibalismo.

Respecto a ello, el periodista Ryszard Kapuściński narra en el libro “El Imperio” el trágico suceso: “Junio de 1933 es uno de esos meses en que los campos y los caminos de Ucrania aparecen cubiertos por decenas de miles de cadáveres de muertos por el hambre, y en que no son extraordinarios los casos (hoy conocidos) de mujeres, enloquecidas y ya inconscientes de sus actos, que se comen a sus propios hijos. De todos modos, el hambre no solo asuela Ucrania, también siembra la muerte en la región del Volga y en Siberia, en los Urales y en las costas del Mar Blanco”.

Palacio de los Soviets era uno de los más ambiciosos proyectos de la URSS, mientras cientos de ucranianos morían de hambre. Foto: Moskovsky revista Rabochy

A la par, Stalin planeaba la construcción de uno de los más ambiciosos proyectos: el Palacio de los Soviets (que tendría una estatua gigantesca de Lenin en la cima) luego de la destrucción del Templo del Cristo Salvador. Este último demoró más de 44 años en ser construido desde que fue decretado por Alejandro I tras la derrota de Napoleón y sus tropas.