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La historia de Gypsy Rose, la niña paciente con cáncer que terminó asesinando a su madre

Toda su infancia y adolescencia tuvo que fingir sufrir de cáncer luego de que su propia madre la obligara a mentir para parecer una niña enferma. Una forma de maltrato infantil conocido como el síndrome de Munchausen por poderes.

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A medida que se hacía mayor, Gypsy ya no quería seguir con la farsa de su madre, por lo que esta empezó a usar la violencia para que le haga caso. Foto: Greene Country Sheriff’s Office

Gypsy Rose Blanchard, cuyo caso conmocionó a EE. UU. en 2015, acaba de casarse con un hombre llamado Ryan Scott Anderson, en medio de una condena de 10 años por haber ordenado el asesinato de su madre, Dee Dee Blanchard, quien la obligó a usar silla de ruedas, fingir un cáncer e incluso a tomar medicamentos que no necesitaba.

El caso de Gypsy fue uno de los más famosos del mundo, al mostrar lo que era el síndrome de Munchausen por poderes: una forma del maltrato infantil en la que el cuidador del niño, por lo general su madre, inventa síntomas falsos o provoca síntomas reales para que parezca que el menor está enfermo.

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La mayor parte de su vida la pasó “enferma”

La pesadilla de Gypsy Rose comenzó desde que tenía 3 meses de nacida, cuando su madre Dee Dee la llevó al hospital por unos problemas respiratorios. Los médicos le diagnosticaron apnea del sueño, por lo que fue enviada a casa con un aparato respiratorio.

Sin embargo, su madre no quedó satisfecha con los resultados y estaba convencida de que su hija padecía de una enfermedad grave.

Por ello, cuando Gypsy bordeaba los 7 años, empezó a usar una silla de ruedas después de que su madre le dijese a toda su familia que sufría un trastorno cromosómico, el cual le impedía desarrollarse con los demás niños.

Además, Dee Dee llegó al extremo de alimentar a su hija con una sonda nasogástrica tras notarla con bajo peso; asimismo, le suministraba oxígeno cada vez que salía de la casa, supuestamente a causa de su ‘asma grave’.

La madre también inventó que su hija sufría de ataques epilépticos o de distrofia muscular. Tras la ingesta de varios medicamentos para curar sus males, a Gypsy se le comenzó a caer los dientes y era obligada a recibir educación a distancia.

Toda su infancia y adolescencia fingió sufrir de cáncer luego de que su propia madre la obligara a mentir para parecer una niña enferma. Foto: The Mirror

El ascenso a la fama

Sin embargo, Dee Dee llegó aún más lejos. Esta vez, aseguró que su hija de 24 años sufría de leucemia, por lo que le rapó la cabeza. Las supuestas enfermedades de Gypsy la convirtieron en una joven famosa, a la que proveían de viajes gratuitos, como a Disneylandia; por supuesto, todo pagado por benefactores de su causa.

A medida que se hacía mayor, Gypsy ya no quería seguir con la farsa de su madre, por lo que esta empezó a usar la violencia para que le haga caso. Incluso, la encadenó a su cama durante dos semanas cuando intentó huir, informa El Tiempo.

¿Qué pasó el 12 de junio de 2015?

Para Gypsy su única distracción era pasar tiempo en internet, y así conoció a Nicholas Godejohn, un joven de 23 años y con antecedentes penales. A él le confesó todos los abusos que sufría en manos de su propia madre.

Aunque Dee Dee trató de impedir la relación, los dos jóvenes planearon asesinarla para vivir su romance. El asesinato ocurrió el 12 de junio de 2015, cuando Nicholas Godejohn entró a la vivienda, encontró a la mujer dormida y la apuñaló hasta acabar con su vida.

Tras el crimen, ambos huyeron a Wisconsin, donde fueron localizados por la Policía y se descubrió la trágica vida de Gypsy. Conmovidos con su caso, los jueces le concedieron un acuerdo para aceptar una sentencia de 10 años por asesinato en segundo grado.

“No pensé que nadie me creería. Temía a mi madre más que a cualquier otra persona”, contó Gypsy.

Godejohn aseguró que Gypsy fue la autora intelectual del asesinato de su madre, mientras que él solo “hizo lo que le dijeron”. Foto: Twitter @MissAnon666

Por su parte, Nicholas Godejohn fue declarado culpable de asesinato en primer grado y sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Tras varios años en la cárcel, Gypsy confesó en 2018 que se sentía más libre viviendo tras las rejas que con su madre. “La prisión en la que vivía antes con mi padre no podía caminar, no podía comer, no podía tener amigos. Aquí, en prisión, me siento más libre. Puedo vivir con una mujer normal”, finalizó.