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“Nos ven como esclavos”: la dura realidad de los meseros en las ciudades más turísticas de España

Trabajadores en las ciudades de Cádiz, Alicante o Mallorca rompen su silencio con respecto a los clientes “impacientes” y empresarios “explotadores”.

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Todos los camareros consultados coinciden en que la falta de personal se debe a la precariedad y malos sueldos. Foto: El País

Alba Adara, de 19 años, trabaja en uno de los restaurantes del paseo marítimo de Valencia, y cuenta que el trabajo allí es durísimo y muy mal remunerado, razón por la cual ella fue la única de sus tres amigas en volver este año, tras las malas experiencias vividas en el 2021.

Alba cuenta que su peor recuerdo del verano pasado involucró a una clienta a la que no le gustaron los recipientes en los cuales le entregaron su comida, por lo que decidió abrirlos y lanzar el contenido por todas las mesas, mientras insultaba a quienes la habían atendido.

Su amigo, Salva Rodríguez, trabaja en una cadena de comida rápida y relata sus propias pesadillas con la clientela. “En verano me siento como si estuviera en la selva. Tú estás ahí, preparando cada pedido, mientras decenas de personas te miran fijamente, preguntándose por qué no les has servido todavía. Eso te hace darte más prisa, pero es que no puedes ir más rápido. En invierno no es tan estresante”, comenta el joven de 22 años al diario El País.

Ambos critican que la clientela veraniega, compuesta principalmente por turistas. Es la más complicada. Además, señalan que el sueldo es “pobre” y las jornadas “agotadoras”. Carlos (nombre ficticio) cuenta que un bar le ofreció 1.000 euros al mes por trabajar todos los días de julio y agosto, 10 horas al día. “Es esclavismo del siglo XXI”, añade. Hay que recordar que el sueldo mínimo en España por una jornada laboral de 48 horas es de 1.050 euros.

Todos los camareros consultados por El País consideran que la falta de personal se debe a la precariedad. “Si se pagaran mejores sueldos, ya te digo yo que no habría escasez de camareros, como dicen en las noticias. Hace poco le ofrecieron a mi pareja un trabajo de camarera a dos euros la hora”, dijo Jan Vanvugt, camarero de 20 años que ha trabajado en varias ciudades turísticas de Alicante.

A Gabriela D’Imperio, de 33 años, le parece genial que los empresarios no encuentren suficientes camareros. “Ojalá así se vean obligados a subir sueldos, e incluso a ofrecer alojamiento a los empleados. En Mallorca nos piden hasta 600 euros por una habitación”, concluye esta trabajadora hostelera en Palma.