Una monja que extrajo y desvió más de 800.000 dólares, destinados a obras escolares de una escuela católica, para gastarlos en apuestas y turismo de lujo fue sentenciada este lunes 7 de febrero a un año de cárcel en el estado de California, Estados Unidos.
Mary Margaret Kreuper, de 80 años, apostó por una vida de pobreza cuando tomó sus votos religiosos hace seis décadas, pero al frente de un centro católico de estudios primarios cerca de Los Ángeles (oeste de EE. UU.) desvió 835.000 dólares de los fondos escolares para apostar en Las Vegas, según detalló un tribunal californiano.
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Kreuper también usó parte del dinero para financiar viajes a lujosos hoteles en Lake Tahoe, una estación balnearia en la frontera entre los estados de California y Nevada donde los turistas esquían durante el invierno boreal y pasean durante el verano, en la Sierra Nevada.
“Sé que he pecado, que he violado la ley, no hay disculpas”, declaró Kreuper ante el tribunal, de acuerdo con el periódico Los Ángeles Times.
La monja acabó siendo sentenciada a pasar 12 meses y un día tras las rejas, según se informó.
Kreuper reconoció que sus crímenes atentaron contra sus votos, “los mandamientos, la ley, y contra toda la confianza sagrada” depositada en ella por los responsables del colegio. Trascendió que ya había admitido el fraude y lavado de dinero durante una audiencia judicial el año pasado.
La corte fue informada de cómo el dinero que había sido enviado a la escuela católica Saint James para solventar donaciones de caridad y matrículas de alumnos fue desviado a cuentas secretas que Kreuper controlaba.
Cuando se estaba por ajustar una auditoría contable, la monja le pidió a los empleados del centro destruir los documentos que podían incriminarla, según informó a el expediente judicial.
Los Angeles Times reportó también que, cuando fue confrontada por la Arquidiócesis local, Kreuper argumentó que los padres recibían mejores salarios que las monjas y que pensó que merecía un aumento.
Mark Byrne, abogado de Kreuper, pidió que le fuera permitido servir su condena en el convento donde ella estaba desde que los crímenes fueron expuestos a la luz pública, en 2018.
El profesional también resaltó que la religiosa se había vuelto adicta a las apuestas. “Esto no es una disculpa para lo que ella hizo. Es apenas una explicación”, declaró al periódico.
El juez de distrito, Otis D. Wright II, le confesó a Kreuper que había pensado mucho la decisión a tomar y le reconoció que había sido una excelente maestra por muchos años. “Pero en algún punto se salió completamente del camino, y creo que lo comprende. Espero que lo comprenda”, expresó el magistrado.