Este viernes, la Policía de Ecuador seguía realizando requisas en una convulsionada penitenciaría del puerto de Guayaquil, donde un amotinamiento dejó el último martes al menos 118 presos muertos. Este hecho ha significado una de las peores masacres carcelarias de Latinoamérica en los últimos años.
Por su parte, la ministra del Interior, Alexandra Vela, anunció esta tarde que el Gobierno desplegó 3.600 militares y policías en todo el sistema penitenciario para “garantizar la seguridad” en esas instalaciones.
“El Gobierno mantiene movilizados, de manera permanente, diariamente en todos los centros penitenciarios del Ecuador a 3.600 efectivos de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas”, dijo la funcionaria en rueda de prensa en Quito. Ella agregó que la operación es para “garantizar la seguridad” en las prisiones.
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Decenas de personas reclaman a gritos información sobre sus familiares tras el motín en una cárcel de Guayaquil. Foto: AFP
En apoyo a guardias carcelarios, la Policía “continúa ejecutando operativos de requisa en el #CPLGuayas Nro. 1″, informó la institución a través de su cuenta de Twitter.
Agregó que las inspecciones del último jueves permitieron el decomiso de tres pistolas, 435 municiones, 25 armas blancas y tres artefactos explosivos. Estas son parte de las acciones implementadas por el estado de excepción decretado por el Gobierno para todo el sistema penitenciario, el cual se encuentra en crisis desde hace varios años.
Esa medida dictada el miércoles permite al Ejecutivo suspender derechos de los reclusos y movilizar a la fuerza pública para restablecer y mantener el orden tras la revuelta que dejó 118 fallecidos, seis de ellos decapitados, y 86 heridos.
La desesperación aumentaba afuera de la morgue de Guayaquil. Decenas de personas reclamaban a gritos información sobre sus familiares tras el motín en una cárcel de este puerto ecuatoriano que dejó al menos 118 muertos.
La angustia crecía con las versiones que circulan entre ellos: que los cuerpos están quemados e irreconocibles, así como que las autoridades todavía no retiran todos los cadáveres de la prisión.
Un padre de 71 años contó que reconoció la cabeza de su hijo decapitado en un video que le enviaron a su teléfono celular.
“Vine porque vi un video que me enviaron por celular, donde reconocí su cabeza”, contó a la AFP Ermes Duarte. Destrozado, relató que a su hijo preso “solo le faltaban 15 días para salir libre” de la penitenciaría, donde el martes se produjo una de las peores masacres carcelarias de Latinoamérica.
Aún aguarda la noticia oficial del fallecimiento de su hijo. “A mí nadie me ha llamado, vine tras ver el video”, enfatizó.
Otra mujer que busca a un hermano también cree haber visto sus restos en un video. “Vimos una imagen de una cabeza parecida a la de él. Otra persona dice que es su pariente, pero se parece a mi hermano”, apuntó.
Con información de AFP.