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Descubren las últimas fotos de un montañista que murió en una avalancha hace 24 años

En 1997, Steve Robinson ascendía el glaciar Hooker cuando fue sepultado por una avalancha. Su amigo sobrevivió al incidente y encontró las fotos previas a la tragedia luego de 24 años.

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A lado derecho, Steve Robinson posa sentado encima de una baranda días antes de fallecer en una avalancha en el glaciar Hook. Foto: Richard Stiles

Cuando el montañista Chris Hill encontró una mochila con una vieja cámara en el glaciar Hooker, un trozo de hielo de 11 km en la Isla Sur de Nueva Zelanda, no pensó que esta escondería una trágica historia sucedida 24 años atrás.

Intrigado por su contenido, decidió revelar las fotos granuladas y llevarlas a la Policía, así como al Land Search and Rescue de Nueva Zelanda. No obstante, fue cuando las publicó en Facebook, a la espera de una respuesta de la comunidad montañista, que se resolvió el misterio.

Uno de los hombres de las fotos era Steve Robinson, de 29 años, y las imágenes reveladas fueron las últimas en las que apareció antes de morir, en 1997, sepultado por una avalancha.

Richard Stiles, quien ahora tiene 53 años y es médico de profesión, fue amigo del hombre y lo acompañó en aquel viaje cuando un enorme bloque de hielo se estrelló contra la nieve. Él sobrevivió, pero su compañero no tuvo la misma suerte.

El sábado por la noche, 24 años después, el galeno vio la foto publicada en redes. “De una manera inesperada, me devolvió a una parte de mi vida que pensé que me había ausentado”, dijo al diario británico The Guardian.

"Espero, por el bien de la familia, que no acaben encontrando a Steve" dice Richard Stiles en Lithgow, Australia. Foto: Carly Earl / The Guardian

Stiles y Robinson tuvieron “muchas aventuras bastante serias” juntos, dice Stiles a The Guardian. “Pero este fue el único viaje del que mi esposa y mi madre tuvieron una premonición. Mi esposa quería que me liberara“, afirmó.

Según él, quien no cree en premoniciones, ese día escuchó que iba a hacer más calor de lo esperado y “estaban anunciando algo de inestabilidad”.

Ante el medio británico, Richard Stiles también habló sobre el poder de tomar decisiones de vida o muerte en el momento, por lo que concluyó que él y Steve hicieron lo correcto en esa fatídica escalada.

“Necesitábamos atravesar justo debajo de una franja de acantilados de hielo en nuestro descenso, pero lo estábamos haciendo durante la parte más segura del día, cuando el sol no había ablandado el hielo”, señaló.

“Fue uno de los sentimientos más horribles que he tenido, tener que dar la vuelta y alejarme de esa avalancha, sabiendo que un querido amigo ya no estaba conmigo, sino enterrado debajo de unas enormes rocas de hielo, de la cual de alguna manera había escapado”, añadió ante la prensa británica.

La última fotografía de Steve Robinson mientras ascendía el monte Cook antes de morir en una avalancha en 1997. Foto: Richard Stiles

Richard también rememoró la conversación que tuvo con la madre de su amigo. “La llamada telefónica, también, para decirle a su madre que ya no estaba con nosotros fue bastante horrible. Recuerdo el silencio al final del teléfono“, detalló.

Consultada por The Guardian, Marcia Robinson, madre de Steve de 86 años y que vive en Geelong, lo recuerda como alguien interesado en los derechos humanos y el medio ambiente. Él era físico solar y trabajaba en el desarrollo de células fotovoltaicas antes del fatídico viaje.

Por su parte, Chris Schiesser, su hermana mayor, señaló que ver las imágenes del pasado fue una extraña montaña rusa de emociones. “Todo lo que te llega una vez que alguien ha fallecido, que te llega de más allá de la tumba, es un pequeño regalo. Es una parte nueva y maravillosa de ellos”, acotó.

“Al mismo tiempo pienso: ‘Dios mío, se lo habrá tomado el día antes de su muerte y no habría tenido ni idea’. Así que ha sido tremendamente emotivo, pero también maravilloso”, añadió.

Steve Robinson, físico solar, estaba trabajando en el desarrollo de células fotovoltaicas antes del fatídico viaje. Foto: Richard Stiles

Cuestionado por el deshielo de los glaciares y el descubrimiento de más cuerpos enterrados bajo la nieve, Richard manifestó: “Espero, por el bien de la familia, que no acaben encontrando a Steve”.

Él apuntó que Robinson ahora está “tranquilo en el glaciar en el hielo debajo de Aorangi”. La hermana del fallecido también opinó lo mismo.

“En realidad, no podemos pensar en un mejor lugar de descanso para él. En lo que a nosotros respecta, esperamos que sea allí donde siempre se quede. Es el lugar más magnífico“, concluyó Chris Schiesser.