El expresidente de Bolivia Evo Morales volvió ayer a su país luego de casi un año como asilado político en Argentina.
“La meta del imperio norteamericano era eliminar, proscribir al MAS (Movimiento al Socialismo). Dijeron que el MAS no podía volver al Gobierno y que Evo no debía volver a Bolivia, y ahora el MAS está en el Gobierno y Evo está en Bolivia. Fracasaron, hermanos. Es la voluntad del pueblo boliviano, democráticamente”, dijo Morales en un masivo mitin en la plaza principal de Villazón.
Las expectativas de su regreso son grandes para sus seguidores, quienes lo consideran el “Padre de Bolivia” y esperan su participación activa en la política del nuevo mandatario Luis Arce, quien realizó su investidura el domingo. Al respecto, Morales manifestó que trabajará junto a su partido para salir de la crisis económica.
“El 18 de octubre el pueblo boliviano dijo que no hubo fraude. La mejor prueba para demostrar que no hubo fraude fueron las elecciones de este año”, resaltó el líder indígena.
La llegada de Morales a territorio boliviano significa para muchos un intento de acercamiento al poder, que ahora asume su exministro de Economía y Finanzas.
No obstante, su llegada no necesariamente implica una intromisión. El analista internacional Ramiro Escobar cree que el retorno de Morales se trata más de una estrategia para tener de cerca a quien fue un líder durante mucho tiempo.
“El único escenario en el cual Morales podría asomarse es cuando se generen protestas contra Luis Arce”, indica el internacionalista.
En ese sentido, Escobar descarta que el partido Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Morales y ahora direccionado por Luis Arce, no le dará ningún cargo político al expresidente. “Creo que el MAS no va a cometer ese error”, señala.
El analista político Fabián Vallas coincide con esta posición y opina al respecto que el regreso de Morales a Bolivia se verá marcado por dos momentos: simbólico y político.
El primero alude a la reivindicación de su figura política luego de un periodo muy turbulento en el país.
Mientras que el segundo momento marcará un antes y después de su anterior gobierno. Aunque Morales sea un personaje representativo del MAS, Arce podría buscar distanciamiento.
“Hoy las necesidades que tiene Bolivia para reinsertarse al mercado económico, para poder recibir ayudas por la pandemia, le obliga a ser un país más moderno, más diplomático, más involucrado en los problemas internacionales. Menos confrontativo. Ese es el perfil que tomará Arce”, concluye Vallas.
Renuncia. En noviembre de 2019, Evo Morales dejó la presidencia luego de que las Fuerzas Armadas se lo sugirieran.
Protestas. Su dimisión se dio después de 21 días de protestas que alegaban fraude electoral en las elecciones de ese año.