La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este miércoles que la dexametasona, el esteroide que ha logrado reducir considerablemente la mortalidad en casos graves de COVID-19, solo debe utilizarse en pacientes críticos, no como medicamento para evitar el contagio del coronavirus.
“Es especialmente importante subrayar que hay que usarlo con supervisión médica, no es un fármaco para casos leves ni puede tener uso profiláctico, es un antiinflamatorio muy potente”, aclaró en una rueda de prensa el director ejecutivo de la OMS para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan.
El experto explicó que la dexametasona facilita el acceso al oxígeno del paciente ventilado o intubado, “pero no es un tratamiento en sí mismo”, y advirtió de que “los esteroides pueden facilitar la reproducción de virus en el organismo humano”, por lo que podría estar contraindicado en casos leves de COVID-19.
Ryan subrayó que el descubrimiento es “un gran paso adelante, pero se necesitan más en esta lucha”, y destacó que deben recopilarse datos más completos antes de emitir guías a los distintos países miembros de la OMS, a la hora de usar de forma generalizada este tratamiento.
“No es el momento de correr y cambiar las prácticas clínicas de forma apresurada”, aseguró, y recalcó que tienen que continuar las investigaciones para determinar las dosis adecuadas y garantizar que los distintos países estén abastecidos de este fármaco en caso de generalizarse su uso.
La Universidad de Oxford publicó el martes estudios en los que se indica que la dexametasona ha reducido en hasta un tercio la mortalidad de pacientes intubados con respiradores y en un quinto la de los que necesitaron oxígeno.
La dexametasona se ha utilizado desde la década de 1960 para reducir la inflamación en diversas enfermedades, incluyendo en pacientes con cáncer, y desde 1977 se encuentra en la lista de medicinas esenciales de la OMS, por lo que no está sujeta a patente y por ello está disponible con facilidad en todo el mundo.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reiteró sus felicitaciones a la Universidad de Oxford y el Gobierno del Reino Unido por el descubrimiento, uno de los mayores pasos adelante en el tratamiento de una pandemia, cuyos primeros casos se notificaron en China hace apenas medio año.