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El coronavirus en España desde la mirada de tres periodistas peruanos

Pandemia. Ana Trelles, Raúl Tola y Jaime Rodríguez relatan los dramáticos momentos que atraviesa el país europeo, hasta ahora el segundo con mayor número de decesos debido a los contagios de Covid-19.

Después de Italia, España cuenta más decesos por el Covid-19. La tragedia que se vive allá es recogida a diario en los medios. Las imágenes, sobrecogedoras, envían una inequívoca advertencia de lo que podría ocurrir en el Perú si se baja la guardia.

En ese país también vive una numerosa colonia de peruanos. El periodista y escritor Raúl Tola es uno de ellos. “Salgo un par de veces por semana al supermercado, que está al lado. Son visitas cortas, con mascarilla y los guantes que te entregan en la entrada. Todo se reduce a eso, a los supermercados y a tirar la basura. Y apenas hay autos. Solo se permiten 25 actividades de manera presencial”, cuenta desde su casa en Madrid, en donde guarda la cuarentena ordenada por el gobierno de Pedro Sánchez.

Ana Trelles, periodista peruana, casi tampoco pisa la calle. Vive en una urbanización de cinco edificios, con 300 familias confinadas. El patio para uso de los vecinos luce vacío. Su hijo ya ni le pide bajar.

“Hoy (martes) fue un día feo. En los grupos de WhatsApp que tengo con mis vecinos o los papás de los compañeros de colegio de mi hijo nos levantamos siempre a esperar las cifras de la sanidad. Fue desalentador porque volvieron a subir los contagios, subió la curva. Pero te advierten que es normal, que no desciende de plano, recta, sino con subidas o bajadas. Lo que ocurre es que todos nos sentimos mejor cuando vemos que todo esto que hacemos vale la pena”, explica.

Sobreviviente

El servicio de salud pública español es uno de los más importantes de Europa. Hoy, coinciden Tola y Trelles, luce colapsado, desbordado.

El personal sanitario no se permite una tregua en su esfuerzo. Imposible. Los enfermos se multiplican. Jaime Rodríguez, otro periodista y escritor peruano, debió ser atendido de emergencia en un hospital. Su experiencia la relató en una notable crónica, “El miedo en tiempos del coronavirus”. Recuperado, está de vuelta en su casa. “Me contagié con el Covid-19 y eso me desarrolló una neumonía bilateral, que me comprometió los dos pulmones. Permanecí internado cuatro días”, dice.

A él le aplicaron un tratamiento de retrovirales contra la malaria que, para su buena suerte, funcionó y ayudó a su sistema inmunológico. Los síntomas que presentó están casi anulados, salvo por algunos accesos de tos que se le sobrevienen mientras conversa. Ya no tiene fiebre y sus facultades físicas están recuperadas.

Al compañero de hospital de Rodríguez no le funcionaron los retrovirales contra la malaria y le dieron los que se utilizan contra el sida.

"Es ensayo y error. No se sabe muy bien cómo es el desarrollo del virus. Las patologías se presentan de diferentes maneras ", comenta.

Aunque la habitual crispación política española ha amainado en tanto se extienda la emergencia, el gobierno del PSOE de Pedro Sánchez (en alianza con Unidas Podemos) no se salva de los cuestionamientos. La sensación es que se pudo hacer bastante más para evitar los niveles de desastre que se observan.

“Se reaccionó tarde, de eso se dan cuenta todos. El gobierno se equivocó en no prever. Sabías lo reventado que venía Italia, que Alemania ya estaba comprando mascarillas y pruebas. A eso hay que sumarle el temperamento de los españoles, no obedecen (una cuarentena) a la primera”, señala Trelles.

En Italia se considera que el partido de fútbol por la Champions League entre Atalanta y Valencia, jugado el 19 de febrero en Milán, fue uno de los detonadores de la epidemia. 40 mil hinchas oriundos de Bérgamo −ciudad del Atalanta− se trasladaron al estadio San Siro para alentar a sus jugadores, cuando el coronavirus no se consideraba todavía una amenaza en Europa. Bérgamo se convirtió después en uno de los principales focos de contagio.

En España se habla también de una fecha clave que, se sospecha, ayudó a la propagación del Covid-19. El 8 de marzo hubo varias actividades públicas, entre ellas la marcha por los derechos de la mujer, con 120 mil manifestantes, y un mitin del partido de ultraderecha Vox, con 9 mil asistentes.

“Adicionalmente, siempre hay mucha gente en los bares. Acá se sale mucho”, indica Tola.

Algo que sorprende en España es que el coronavirus no hace distingos sociales. Es democrático en su letal avance. “La mamá de Miguel Bosé murió por coronavirus. Eso está clarísimo acá, es una de las cosas que más impresionan, que el dinero no te garantiza nada”, sostiene Tola.

Hay otra lección aprendida allá: la importancia de la salud pública. “La derecha radical no pierde la oportunidad de criticar al gobierno por sus actuaciones tardías, la misma que diezmó por años a la sanidad pública. Ahora es cuando nos damos cuenta de su valor, de que se necesita invertir mucho más en ella. El sistema peruano, con recursos infinitamente menores que los de España, se tiene que potenciar. La riqueza debe ir a las personas que cuidan de las personas”, dice Rodríguez, con conocimiento de causa. Es momento de escuchar.

La clave

Cifras. España pasó los diez mil fallecidos por el coronavirus. Ayer, se registraron 950 fallecimientos. Según el diario El País, la nación europea “acumula el 20% del total de víctimas mortales declaradas en el mundo”. Además, es el sexto día consecutivo en el que se superan las 800 muertes, aunque la tendencia es hacia la desaceleración.