Cargando...
Mundo

La crítica situación tras la llegada del COVID-19 a la remota Isla de Pascua

El pueblo de los moai ya tiene contagios locales. Están aislados en medio del océano y cuentan con un solo hospital para más de 10 000 personas.

larepublica.pe
Esttuas moai en la Isla de Pascua. Foto: Difusión.

Asentada en el Océano Pacífico, separada del continente americano por 3700 kilómetros de distancia, la Isla de Pascua conserva la mayoría de sus famosas estatuas moai, considerados sus guardianes. Pero el pueblo que la habita está desprotegido, ya que el COVID-19 asecha la isla como una amenaza invisible.

Esta semana se confirmó el primer caso de coronavirus en este territorio perteneciente a Chile, pero la forma en que contrajo la infección es lo que preocupa más a los lugareños.

“Tenemos un caso positivo (…) que no es posible trazar, que no corresponde a una persona que llegó de alguna otra parte recientemente a Isla de Pascua, sino que es un caso originado localmente”, anunció Jaime Mañalich, ministro de Salud de Chile, en una conferencia de prensa.

Moais. Foto: Difusión

Pedro Edmunds, alcalde de la isla, no tiene un buen pronóstico para esta situación.

“El hecho de que haya sido una persona local, sin contacto con visitantes a la isla, solo hace pensar que la enfermedad puede estar más extendida de lo que sabemos”, le indica a la BBC. “Estamos en peligro como nunca antes en la historia. En este momento estamos en una gran cueva oscura”.

La isla, cuyo nombre ancestral es Rapa Nui, solo cuenta con un solo hospital, el Hanga Roa, para sus más de 10 000 personas que las autoridades calculan que están habitando la isla.

De acuerdo a los epidemiólogos, cuando no se puede vincular un caso con alguien que vino del extranjero, significa que la infección ya pasó la fase inicial de los contagios y que ha comenzado a expandirse dentro de la comunidad.

Turistas en la Isla de Pascua. Foto: Getty.

Otro hecho que preocupa a las autoridades de Rapa Nui es que el primer caso se confirmó recién dos semanas después de que la persona acudiera con los primeros síntomas al hospital, el 11 de marzo pasado.

“Fue un tiempo en el que se pudieron haber contagiado más personas y todo porque en la isla no tenemos cómo realizar las pruebas, tenemos que mandar las muestras al continente, pero como ahora tampoco tenemos vuelos, no las podemos mandar”, le comenta Edmunds a la BBC.

Esta semana, la isla recogió más de 30 muestras de casos sospechosos que aún no han podido confirmar, según informa el alcalde.

“No hay cómo enviar las otras muestras para saber si tenemos más casos o no, solo estamos sospechando. Deberíamos tener más casos. Estimamos que en este momento debe haber más de un centenar”, anota Edmunds.

Un notable aumento de casos podría significar una catástrofe para la isla, ya que no cuentan con Unidad de Cuidados Intesivos (UCI) ni especialistas en situaciones graves.

“Tenemos únicamente tres ventiladores respiratorios en toda la isla. Si llegamos a tener solo cinco o seis casos que se agraven, esto se nos escapa de las manos”, advierte el alcalde al medio británico.

“La isla no está preparada para esto”, lamenta.