La idea del amor romántico continúa presente. En la actualidad, la familia, sociedad, medios de comunicación e incluso el arte perpetúan la idea de que “el amor lo puede todo”.
Una situación que afecta tanto a hombres como a mujeres quienes, reforzados por este tipo de conceptos, pueden llegar a adoptar una postura de sumisión. En el caso específico de las últimas, también puede generar aceptación de actos violentos ante la presión social por mantener una relación. De esta forma, se generan daños en su salud mental así como posibles casos de violencia.
Es por ello que La República se comunicó con Frida Romero Mezarina, licenciada en psicología de la Universidad de San Martín de Porres, con experiencia en trabajo comunitario con mujeres víctimas de violencia, y con Pedro Rondón Navas, psicólogo especialista en terapias de parejas. Ambos brindaron un panorama más amplio sobre el amor romántico.
El amor romántico podría definirse como un enamoramiento idealizado en donde “el deseo de estar con la persona amada es altísimo”, explica Rondón Navas.
Por su parte, Romero Mezarina añade que además se trata de un concepto “que es parte de la cultura machista en la que vivimos, porque nos enseña determinados roles que tenemos que cumplir como mujeres y también como varones.”
No es una exageración decir que el amor romántico puede generar daños en la salud mental de las mujeres. Debido a la presión por encontrar el ‘amor verdadero’, desde muy jóvenes se suele medir el valor de una persona en relación a la cantidad de vínculos amorosos que tuvo o qué tan atractiva resulta.
Desde ese momento “esta necesidad de conseguir una pareja va afectando la autoestima (...) porque empezamos a configurar nuestra identidad en función del otro, usualmente en función del varón, en caso de relaciones heterosexuales”, revela Romero Mezarina.
Bajo el enunciado de que “si nosotras hacemos algo mal, nos va a dejar” se podría desencadenar una pérdida progresiva de autonomía y confianza, en búsqueda de una mayor aprobación masculina, generando como consecuencia un cuadro de ansiedad.
Tras el quiebre de un vínculo amoroso existe la posibilidad de desarrollar un cuadro depresivo porque “al construirnos frente a un otro, perder una relación muchas veces significa también perder nuestra identidad”.
El lado más peligroso del amor romántico podría ocasionar que muchas mujeres se queden al lado de sus agresores, confiando que este sentimiento es lo único que se necesita para poder superarlo todo o para cambiar.
“Muchas de nosotras tendemos a pensar que tenemos que cumplir todo lo que la pareja nos dice, que es nuestra responsabilidad sostener las relaciones románticas (...) se nos enseña que una mujer que no logra casarse a determinada edad no es tan valiosa o una mujer cuyo matrimonio fracasa tal vez tiene la responsabilidad o la culpa de ello”, agrega la especialista.
Los mitos del amor romántico son una serie de creencias que giran en torno a la idealización del amor en pareja y normaliza acciones y actitudes que pueden significar un peligro. Rondón Navas nos ayudó a reconocer algunas de estas creencias que “causan problemas a nivel de género”.
- “La media naranja”: Basado en una alegoría que realiza Platón, este mito plantea la idea de la búsqueda de una persona perfecta que pone, en este caso, al sexo masculino como el complemento ideal de una mujer.
- “El amor lo puede todo”: Bajo este enunciado, muchas mujeres se aferran a la idea de que este sentimiento es suficiente para que su pareja deje de lado actitudes violentas y de alto riesgo.
- “Me cela porque me ama”: Uno de los mitos del amor romántico más peligrosos es creer que los celos son una manifestación de amor. Estas actitudes conforman actos de manipulación y control, donde no hay respeto por la individualidad.
Muchos de estos mitos del amor romántico, reconoce el especialista, tratan de imponer los ideales del hombre en donde las mujeres se tienen que encontrar a la disposición de lo que sus parejas desean.
La idea del amor romántico está estrechamente ligada con el concepto de las relaciones tóxicas. Pese a lo que pueda creerse, no se trata solo de vínculos previos al matrimonio, también existe una alta toxicidad en lazos establecidos por personas que ya forman parte de una pareja casada.
“Sabes que tiene defectos, pero los ocultas. No se lo comentas a la familia, no se lo comentas a nadie, vas a ir aceptando. (...) Hay una relación de dependencia emocional, hay una persona que te está manipulando, que te puede maltratar, que te puede obligar a hacer cosas que no quieres hacer. (...) Una relación tóxica también te absorbe completamente, no te permite salir, te controla para todo, y ahí entra el mito de los celos”, comentó Pedro Rondón Navas.
Frida Romero Mezarina resaltó dos aspectos relevantes sobre el tema. Primero, que no se busca eliminar la idea del amor, sino “poder rescatar aquellas partes de una relación que sí son buenas para las personas. Como el hecho de contar con alguien, del soporte emocional (...) pero dejando de lado estas actitudes machistas que se habían colado en las relaciones de pareja”.
Finalmente, la especialista resalta el papel de una psicología con enfoque de género para no seguir cargando a las mujeres con la responsabilidad entera del mantenimiento o fracaso de una relación.