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Género

5 mitos sobre la bisexualidad que debes dejar de creer: No es solo una etapa

La bisexualidad se define como atracción hacia más de un género, validando su existencia y diferenciando de ideas erróneas como la promiscuidad o la confusión. La educación es clave para erradicar estos estigmas.

Marcha por los derechos LGBT. Foto: composición LR/Unsplash/Pexels
Marcha por los derechos LGBT. Foto: composición LR/Unsplash/Pexels

David Bowie, Lady Gaga y Chappel Roan son algunas de las personalidades que se declararon abiertamente bisexuales. En el mes en que se celebra esta orientación sexual, una de las más estigmatizadas tanto dentro como fuera de la comunidad LGBTQ+, desmentimos algunos mitos.

"¿Son zapatos de hombre, de mujer o de bisexuales?", le preguntó Frederic Russell Harty a David Bowie en su programa de entrevistas.

"Son zapatos-zapatos, tonto", respondió Bowie.

Con esa simple pero contundente frase, Bowie dejó claro que su identidad y expresión no se podían encasillar en etiquetas convencionales, transmitiendo un mensaje de libertad para las generaciones futuras. 

¿Qué es la bisexualidad? 

A finales del siglo XX, se introdujo una nueva definición de bisexualidad a través del manifiesto The Bisexual Option, publicado en 1978 por Fritz Klein, pionero y activista bisexual en Estados Unidos. Este documento define la bisexualidad como la atracción sexual y/o afectiva hacia personas de tu propio género y de otros.

La bisexualidad es una orientación sexual en la que una persona siente atracción romántica, emocional o sexual hacia personas de más de un género. Esto puede incluir tanto a hombres como a mujeres, aunque no se limita exclusivamente a estas identidades. La bisexualidad forma parte del espectro de orientaciones sexuales y no implica necesariamente una atracción equitativa hacia todos los géneros. Por ello, es común escuchar a personas queer expresar su atracción en términos de porcentajes, como '70% a 30%' o '90% a 10%', donde cada porcentaje se refiere a un género específico.

 Marcha LGBT en Lima, Perú. Foto: Andina

Marcha LGBT en Lima, Perú. Foto: Andina

5 mitos sobre la bisexualidad que debes dejar de creer 

Las personas bisexuales son más promiscuas

Este mito sostiene que, debido a su atracción por más de un género, las personas bisexuales son inherentemente más infieles o promiscuas. Sin embargo, la frecuencia de actividades sexuales no depende de la orientación sexual. Autores como Guasch (2006), en ‘Héroes, científicos, heterosexuales y gays. Los hombres en perspectiva de género’, argumentan que la promiscuidad y la asociación de la orientación sexual con la enfermedad son dispositivos de control social que regulan el ejercicio de la sexualidad. Estas nociones contribuyen a mantener el orden social al señalar negativamente a quienes no se ajustan a las normas establecidas. 

Además, estudios recientes muestran que los niveles de deseo sexual en personas bisexuales son similares a los de personas heterosexuales y homosexuales, lo que demuestra que la identidad sexual no determina el comportamiento sexual.

La bisexualidad es una fase o confusión

Es común que se considere la bisexualidad como una etapa temporal o resultado de la confusión. Este estereotipo es erróneo y refleja bifobia, ya que la orientación sexual es parte de la identidad de una persona, independientemente de con quién mantenga relaciones. La bisexualidad es tan válida como la heterosexualidad y la homosexualidad, y muchos estudios respaldan su existencia.

Solo las mujeres pueden ser bisexuales

Existe una creencia errónea de que solo las mujeres pueden identificarse como bisexuales. Sin embargo, muchos hombres también se consideran bisexuales. Esta idea limita la comprensión de la bisexualidad y contribuye a la invisibilidad de los hombres bisexuales, quienes a menudo son estigmatizados como 'gays encubiertos'.

La bisexualidad es solo una moda

Este mito sugiere que las personas que se declaran bisexuales lo hacen por llamar la atención o seguir una tendencia. Esta percepción deslegitima la bisexualidad como una orientación sexual válida y dificulta la visibilidad de la discriminación y violencia que enfrenta esta comunidad. La bisexualidad es una identidad real, no una simple moda pasajera.

Las personas bisexuales deben demostrar su atracción a ambos géneros

Muchas personas bisexuales sienten que necesitan justificar su identidad al haber tenido relaciones románticas o sexuales con diferentes géneros. Sin embargo, esto es falso; no se requiere un historial romántico para validar su identidad. Cada persona tiene derecho a identificarse como bisexual sin tener que demostrar su atracción a través de experiencias concretas. La visibilidad y la educación son fundamentales para derribar estos estigmas.

¿Cómo es la representación queer en el siglo XXI? 

“Yo no hice eso”, se defendió Chappell Roan, con la confianza de una estrella en ascenso.

“Fue el mundo quien hizo eso”, la respaldó el comediante y presentador estadounidense, Jimmy Fallon, durante su programa de entrevistas y mientras mostraba un cartel que revelaba lo que aparecía al buscarla en Google: “la artista favorita de tu artista favorito”.

Chappell había sido la invitada especial de la noche como la nueva estrella pop en tendencia.

“No”, replicó ella, desafiando la narrativa. “Es este twink [argot gay inglés que describe a hombres homosexuales jóvenes] que trabaja en Google. SÉ que lo es”, objetó, desatando una ovación entre el público, cautivado por la más reciente promesa del pop, vestida como una brillante drag queen.

Este nivel de confianza, junto con la calidez del presentador y una audiencia más abierta, es un reflejo de cómo la diversidad sexual ha pasado de ser una sombra en la esquina a ocupar el centro del escenario; aunque aún sorprendente, se ha convertido en una poderosa declaración de identidad. Artistas masculinos como Harry Styles y Benson Boone, así como femeninas como Gaga, Chappell Roan y Willow Smith, han rasgado las telas de las normas de género desde su raíz: la ropa. Influencers y figuras públicas en redes sociales están alzando sus voces, enseñando a respetar y a enfrentar con firmeza a quienes abusan del poder de la palabra, porque una ofensa puede causar heridas tan profundas como un golpe.

A medida que la representación queer continúa su evolución, se abren nuevos espacios donde más historias pueden florecer, desafiando las normas tradicionales y cultivando una cultura inclusiva que celebra la pluralidad de la identidad.