Todas las veces en que la televisión peruana ha fomentado la violencia contra la mujer
Risas y Salsa, Magaly Tv, La paisana Jacinta, Al fondo hay sitio y La noche es mía son algunos de los populares programas donde se naturaliza y reproduce la subordinación, el maltrato y la cosificación de la mujer.
Durante el año pasado, el 56 % de los peruanos(as) consideraba que la mujer es mostrada de manera negativa en la televisión nacional, según la encuesta hecha por el Consejo Consultivo de Radio y Televisión (Concortv).
En ese sentido, es importante la representación de la imagen de la mujer en la televisión, ya que este medio tiene un gran poder para influir en el modo de percibir, actuar y pensar de los espectadores.
“Los medios de comunicación deben ser conscientes del peso que tienen sobre sus representaciones, sobre cómo representan a los hombres y mujeres. Muchos de los programas de TV reproducen estereotipos de género o raciales y no es que no tengan efectos en la vida diaria, ya que estos van solidificando roles naturales que hombres y mujeres deben cumplir”, declara a este medio Juan Carlos Callirgos, antropólogo especialista en estudios de género.
Frente a ello, La República recopiló una lista de programas peruanos con gran audiencia que han venido difundiendo mensajes machistas, sexistas y hasta racistas, los cuales fomentan la violencia contra la mujer.
Risas y Salsa
- Esa es una jugadoraza
- Pero esa ya no es amateur... porque pa’ jugar, cobra pues hermano (risas)
- Uy, ¿cómo estás, mamita?
- Le dicen ‘Puma Carranza’ porque levanta mucha la pierna (risas)
Estas mismas palabras fueron usadas por el recordado programa humorístico Risas y Salsa, en el que en reiteradas ocasiones la mujer era cosificada, acosada y humillada. Para Juan Carlos Callirgos, los programas de humor poco han hecho para cambiar la forma en que se representa a la mujer en la televisión, ya que “repiten fórmulas preestablecidas”.
“Seguimos teniendo las mismas temáticas, las mismas formas de buscar hacer reír, muchas veces se recurre a estereotipos raciales y de género o se hace referencia al cuerpo por el sobrepeso o apariencia física”, explica.
Al fondo hay sitio
En el estudio “Violencia, mujer y televisión”, liderado por María García Toledo, docente de la maestría de Comunicación Social en la Universidad Mayor de San Marcos, uno de sus personajes analizados de Al fondo hay sitio es ‘Charito’.
En una de las escenas, ‘Charo’ es víctima de los insultos, humillaciones y gritos de su suegra Doña Nelly y su hijo Joel. Aparte, una vez más, la mujer es representada como una ama de casa con una imagen pasiva y conservadora, legitimando los estereotipos tradicionales sobre la población femenina.
“El problema de la escena no es el aparente conflicto suscitado, sino la pasividad mostrada que si bien puede ser característica del personaje —precisamente por abundar en nuestra televisión este tipo de mujer—, no propicia la valoración de sus derechos y su dignidad, presentándose más bien como un ideal de mujer sumisa, pasiva y buena”, explica la experta.
Paisana Jacinta
Para Juan Carlos Callirgos, lo que tenemos en la Paisana Jacinta es un humor “tremendamente estereotipado” que busca generar risa, a partir de la representación de las personas más vulnerables, como es el caso de este personaje.
“No es casual que un personaje sea el de una mujer andina y pobre, y que ella sea el objeto de burlas, como si el hecho de ser mujer y andina sea en sí mismo gracioso”, puntualiza.
Todas las veces en que la televisión peruana ha fomentado la violencia contra la mujer
El personaje de la Paisana Jacinta viene siendo bastante cuestionado desde hace varios años, debido a que no representa de ninguna manera a la mujer indígena. Además de reflejarse el racismo, también hay rastros de violencia ejercida contra la mujer.
En uno de sus programas, se puede observar cómo cometen violencia económica contra este personaje: su empleadora lanza comentarios despectivos sobre su atuendo, le dice “sucia” y se niega a pagarle su sueldo.
Magaly TV
La conductora Magaly Medina tiene una larga trayectoria en la televisión peruana, tiempo en el que se ha encargado de señalar, criticar y enjuiciar a personajes de farándula local, futbolistas y más.
Uno de los casos más emblemáticos es la de la vedette Dorita Orbegoso, que ha sido también estudiado por María García Toledo. En el programa, Orbegoso es tildada de ‘tramposa’ y ‘mujerzuela’ por ser captada con un hombre que no es su pareja habitual.
“La prensa escrita reprodujo el hecho llamándola de nuevo ‘tramposa’ y al marido, ‘cachudo', con lo que vemos el refuerzo que se dan en los medios entre sí frente a hechos escandalosos”, escribe en su investigación.
Para el antropólogo especialista en género y masculinidades, programas como Magaly TV, Amor, amor, amor o Válgame continúan teniendo una mirada tradicional sobre la vivencia de la sexualidad de la mujer, donde se vulnera el cuerpo y la intimidad sexual del personaje famoso. Además, señala que prevalece un discurso violento sobre los cuerpos que distan de cumplir con los cánones de belleza.
La noche es mía
“[La noche es mía] es el típico programa que hace mucho daño en la televisión peruana, donde reproducen miradas muy violentas de cómo debe ser una mujer”, enfatiza Callirgos. Como se recuerda, Carlos Galdós fue fuertemente criticado el tiempo que estuvo al aire, ya que trataba a la mujer como un objeto sexual y denigraba a cuanta famosa se presentara en su set.
Por ejemplo, en uno de sus programas invitó a Milena Zárate para que contara su verdad tras revelar públicamente que su expareja Edwin Sierra le fue infiel con su hermana menor. Desde el inicio, la cámara se enfoca en el cuerpo de la cantante colombiana y Galdós no duda en lanzar calificativos sexuales sobre su cuerpo sin que ella se lo pidiese.
Pero esto no queda allí, ya que en el minuto 11 se observa a Milena Zárate llorando desconsoladamente, pero él solo se burla y la revictimiza aún más. “Estoy dando la espalda a la cámara, no me interesa que te vean llorar, no es mi negocio eso”, dice Galdós con el micrófono encendido.
Combate y Esto es guerra
Claramente, estos reality shows reproducen una vez más los estereotipos de hombres y mujeres, asegura Callirgos. En primera instancia, se promueven cuerpos delgados y atléticos, en el que su máxima realización personal consiste en ser famoso(a), ‘lindo(a)' y encontrar a su pareja ideal que es televisada durante todo el tiempo.
Hace unas semanas, la Defensoría del Pueblo se pronunció luego que Michelle Soifer —concursante de Esto es guerra— fuera amarrada desde sus extremidades y jaloneada por sus compañeros.
“Como Defensoría del Pueblo rechazamos todas las prácticas que normalicen la violencia contra mujeres y hombres en los medios de comunicación. Por el contrario, a través de sus contenidos, estos pueden ser los mejores aliados con mensajes de visibilización y prevención de este flagelo”, manifestó la entidad a través de Twitter.