¿Ser madre y esposa antes que mujer?: la realización femenina en la población peruana
El 52,7 % de los peruanos acepta que las mujeres posterguen sus metas y aspiraciones personales para ser antes madres y esposas. ¿Qué implicancias trae este pensamiento en la sociedad?
La Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES) 2019, del INEI, indica que el 52,7 % de los peruanos a nivel nacional considera que una mujer debe cumplir el rol de ser madre y esposa antes de realizar sus sueños o proyectos personales. En una sociedad que censura e impone a las mujeres un estilo de vida, la realización femenina no parece importar.
Este 2020, la violación y el asesinato de una niña de cuatro años por un adolescente de 15 exhibió los diversos comentarios de una sociedad que responsabilizaba a la joven madre de 22 años de edad, antes de que al mismo agresor, violador y asesino de la pequeña. Según las opiniones que surgieron en ese momento, sus deberes como madre se debieron imponer a su propia libertad.
Para Adriana Fernández, psicóloga comunitaria especialista en temas de género, la sociedad tiene mucha expectativa en el rol que las mujeres deben cumplir para ser aceptadas. Según indica, hay ciertas prácticas, roles y características que la mujer debe satisfacer y realizar en su vida para ser “buena madre” o “buena esposa”.
machismo - silencio - mujer. Foto: Composición LR
Por ello, que poco más de la mitad de la población peruana valide estos ideales hacia las mujeres hacen que el discurso hegemónico se naturalice y normalice en el día a día. Esto muchas veces recae en que la mujer debe dejar de lado su desarrollo personal, ya que existe una presión social que restringe su libertad y no permite lograr su bienestar y felicidad.
“Si tú dices que una mujer tiene que ser madre y esposa antes de cumplir sus deseos personales, le estás exigiendo a las mujeres poner en segundo plano su vida para hacerse cargo de la vida de otro. En el caso de la madre, es la vida de sus hijos y en el caso de ser esposa, del cuidado del hogar y de la pareja”, expresa Fernández.
Norma Fuller, antropóloga e investigadora del rol de la mujer en la familia y la sociedad, ya había indicado a La República, que las mujeres son cuestionadas por no ser abnegadas y sacrificadas en su rol como madres, tal como ocurrió en el asesinato de la niña de cuatro años.
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Las expectativas de ser una “una buena mujer”
El discurso de poder hegemónico dentro de las familias, la escuela y las religiones permiten que se sigan normalizando ciertas ideas sobre lo que la mujer debe hacer en su vida: ser madres y esposas, antes de realizar sus sueños. Para Adriana Fernández, es el sistema patriarcal el que normaliza el machismo y este tipo de pensamientos en la sociedad.
“Directamente ponen la vida de las mujeres en segundo plano y, en ese sentido, le piden a la mujer algo que nadie haría; es decir, dejar su vida de lado sus deseos, sus motivaciones, sus proyectos”, explica la especialista.
Además, estos deseos también se expresan en que la población femenina debe tener una especie de castigo, ya sea simbólico o físico, en el caso de que no cumpla las expectativas planteadas.
Ni la cuarentena pudo parar la violencia contra las mujeres y niños en el país. (Foto: LR)
Por ello, no es raro que en la ENARES 2019, el 27,2 % de los peruanos acepte que una mujer merezca ser castigada si le falta el respeto a su esposo o pareja; que el 26 % apruebe que las féminas deban estar dispuestas en tener relaciones sexuales cuando su esposo o pareja lo desee; y que el 33,2 % esté de acuerdo en que una mujer infiel deba tener alguna forma de castigo por parte de su pareja.
Cambios en las estructuras sociales
Los espacios de socialización tienen un papel importante para cambiar estos ideales arraigados en la sociedad peruana. La escuela es uno de los principales espacios en el que los niños, niñas y adolescentes aprenden y validan estos pensamientos. Fernández expresa que una educación con enfoque de género promueve la equidad entre las personas.
¿Ser madre y esposa antes que mujer?: la realización femenina en la población peruana
“Una educación formal que se haga cargo de poder de mostrar las diversidades, las posibilidades de vida que tenemos las mujeres y los hombres y poder mostrarlas desde el discurso educativo formal como válidas es importante”, declara la especialista.
Además de ello, la vigilancia de la ciudadanía, a través de grupos que revaliden y reflexionen sobre las imposiciones sociales rígidas que existen, también permite desestabilizar esas formas de pensar. Finalmente, la visualización de modelos de mujeres exitosas que demuestren que la vida es muy variada y puede traer satisfacción, explica Fernández, permite replantear esos pensamientos machistas.