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Elecciones

El Informante: Amando a Pedro, odiando a Vladimir, por Ricardo Uceda

Por qué el profesor Castillo no puede desligarse, sino más bien se apoya, en el presidente de Perú Libre. En el gobierno, el primero tendría la última palabra en el sector Educación. El segundo en Salud.

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Aliados. Castillo y Mendoza cuando firmaron un acuerdo político por la refundación del Estado. Mientras no haya plan, pierde votos cada día. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Organizaciones de izquierda que apoyan la candidatura de Pedro Castillo han comenzado reuniones tendientes a elaborar un plan de gobierno. Primero acordarán los nombres de un equipo. Habiendo temas prioritarios como el combate a la pandemia y la reactivación económica, la cuestión de fondo es cómo diseñar un proyecto de cambio que guarde coherencia con el radicalismo mostrado por Perú Libre en la primera vuelta. No es un problema menor.

Las precisiones son urgentes porque la falta de un plan confiable es uno de los factores que hace perder votos a Castillo. Cada día que pasa cae un poco. Perú Libre, que no tiene técnicos conocidos, está recurriendo a los expertos de Juntos por el Perú, que postuló a Verónika Mendoza. Pero la dirigencia de Perú Libre, donde corta el jamón su presidente, Vladimir Cerrón, también tiene en mente a profesionales que no estuvieron enrolados en las izquierdas partícipes de la primera vuelta. Y además una lista negra de quienes no serán llamados.

Flanco débil

Tanto por contar con una sentencia firme por negociación incompatible, como por redactar el programa de Perú Libre, de inspiración marxista leninista, Cerrón, de 50 años, es considerado un lado vulnerable de la candidatura de Castillo. No solo por la derecha. Se aprecia la percepción en dirigentes de izquierda, donde hay quienes sufren amando a Pedro y odiando a Vladimir. Agréguense críticas a su gestión como gobernador regional de Junín –que incluyen ataques a la prensa–, aparecidas en distintos medios de comunicación. En su cuenta de Twitter, Cerrón considera estos señalamientos agresiones de campaña, un resultado del favoritismo electoral de Castillo.

Castillo, por su parte, ha declarado que es él y no Cerrón quien gobernará. Incluso habría expresado, en privado, que una vez en el poder rompería palitos con el presidente del partido, haciéndose de un nuevo círculo político. Sin embargo, la sociedad de ambos está actuando en los hechos. El profesor no puede pelearse con quien tiene la mayoría de bases partidarias y de parlamentarios electos.

Tuit borrado

Contradiciendo las apariencias, Castillo y Cerrón tienen un entendimiento básico para la campaña y probablemente lo renovarán para definir la conformación de un futuro gobierno. Acordaron, por ejemplo, la declaración de diez puntos en la que el candidato se compromete a guardar modales democráticos. Como ha hecho notar Álvaro Vargas Llosa en Perú 21, esta incluyó una frase de Bolívar que reutilizó Hugo Chávez (“… no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma”). Otro acuerdo fue que Cerrón se encargará de la campaña en Lima, la plaza fuerte de Keiko Fujimori.

Tras una observación de Cerrón, Castillo borró un tuit que insinuaría la incorporación de Flor Pablo, la exministra de Educación de Martín Vizcarra, a su equipo de gobierno. La impresión provino de tuits previos en los que Pablo ofrecía sus aportes y Castillo parecía haberlos aceptado. Esto resintió a profesores de Perú Libre, pues la exministra es contraria a reformar el diseño del currículo escolar nacional y el enfoque de género como política del Minedu. Ambos cambios son defendidos por el conservador Castillo.

Última palabra

Algo más: la dirigencia de Perú Libre le hizo conocer a sus aliados que Pedro Castillo tendrá la última palabra –podría decirse la decisión exclusiva– en medidas y nombramientos del sector Educación. Está claro que la misma atribución se tomará Cerrón en Salud.

Desde comienzos de mayo el presidente de Perú Libre habló con dirigentes de izquierda que fueron sus rivales en la primera fase de la campaña, a fin de limar asperezas y convocarlos para que participen en la promoción de la candidatura de Castillo. Las relaciones de Cerrón no han sido fáciles con Patria Roja porque buena parte de las bases de Perú Libre son maestros que combaten la hegemonía de este partido en el Sutep. Como contrapartida, tienen una hermandad ideológica, lo mismo que con el PCP. Estas dos organizaciones, que integran Juntos por el Perú, cuya candidata fue Mendoza, expresaron su apoyo sin reservas a Castillo. De otro lado, Cerrón se reunió con dirigentes del Frente Amplio y Nuevo Perú, con quienes tuvo roces visibles durante la campaña.

Lista de diferencias

En febrero pasado Cerrón difundió un video explicativo de sus diferencias con Nuevo Perú y el Frente Amplio, liderados por Verónika Mendoza y Marco Arana. El primero, señaló, estaba integrado por gente de clase media y alta, sin conexión con las provincias, empeñado en defender a minorías –gais, personas LGTBI– antes que al pueblo trabajador. Al Frente Amplio le reclamó haberse refugiado en un ecosocialismo, olvidándose del Perú profundo. Había reproches comunes para ambos movimientos, por su actitud antiminera, su falta de solidaridad con Nicolás Maduro, su financiamiento extranjero. En el fondo, sostuvo, eran ONG con ganas de un lugar en el gobierno.

Esta lista de diferencias ahora ya no es evocada por el presidente de Perú Libre de cara a la segunda vuelta, pero deja entrever temas áridos para un acuerdo: educación, minería, política internacional. Aunque en el video Cerrón tipificó a los de Nuevo Perú como una especie de socialdemócratas, bien visto no existen controversias de fondo. Ambos grupos desean una refundación del Estado, un nuevo pacto social en camino hacia un orden distinto, de momento sin discutir cómo llegarán al objetivo. Lo dice el documento suscrito el 5 de mayo por Verónika Mendoza para apoyar a Castillo, en nombre de su movimiento y de Juntos por el Perú. Apoya la convocatoria a una Asamblea Constituyente, una nueva economía, una segunda reforma agraria. No hay mención al respeto a las libertades salvo el propósito de “profundizar la democracia”, un concepto ambivalente. Es paradójico que hace muy poco parte de estos izquierdistas quisieron irse al Partido Morado para ganar el centro y a clases sociales no populares. Esa tienda ya no existe. Ahora están a la cola de la izquierda marxista chola y provinciana, de estirpe chavista. Y deben hacerle venias a Pedro y Vladimir, al margen de sus preferencias.

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