Tras el fallecimiento de una persona, surgen numerosas preguntas sobre el destino de sus bienes y deudas. En Perú, las deudas del difunto se transmiten a los herederos, pero con limitaciones. Este artículo explora cómo se manejan las deudas en el contexto de la herencia según el Código Civil peruano.
De acuerdo con la normativa vigente, los herederos asumen tanto los activos como las deudas del fallecido, pero sólo hasta el límite del valor del patrimonio heredado. Esto significa que los bienes personales de los herederos están protegidos de cualquier responsabilidad por deudas que superen los activos dejados por el difunto.
El artículo 871° del Código Civil establece que antes de distribuir la herencia, se deben saldar las deudas del difunto utilizando la totalidad del patrimonio, conocido como ‘masa hereditaria’. Este proceso asegura que todas las obligaciones financieras sean atendidas antes de que los herederos reciban su parte correspondiente.
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Una vez que la herencia ha sido distribuida, cada heredero asume la responsabilidad de las deudas del difunto de manera proporcional a la cuota que ha recibido. Por ejemplo, si un heredero recibe el 25% de la masa hereditaria, también será responsable del 25% de las deudas del causante. Esta proporcionalidad garantiza que la carga financiera se distribuya equitativamente entre los beneficiarios.
En el caso de las deudas hipotecarias, estas pueden estar protegidas por un ‘seguro de desgravamen’. Este seguro cubre cualquier saldo deudor pendiente tras el fallecimiento del causante. Por lo tanto, es fundamental que los herederos verifiquen si el difunto había contratado dicho seguro con la entidad financiera antes de asumir la responsabilidad de la deuda hipotecaria.
Una opción para evitar la responsabilidad sobre las deudas de un familiar fallecido es rechazar la herencia. Según el artículo 674 del Código Civil, cualquier persona con capacidad legal puede rechazar herencias y legados de manera irrevocable. Si se decide aceptar la herencia, debe hacerse de forma integral, lo que implica recibir no solo los bienes y derechos del causante, sino también todas sus obligaciones y deudas no saldadas.
Es importante mencionar que las deudas prescriben a los 10 años. Después de este período, el deudor ya no está legalmente obligado a pagar. Este aspecto puede ser relevante para los herederos, ya que podría influir en la decisión de aceptar o rechazar una herencia.