Declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2010, el pollo a la brasa desempeña un papel crucial en la cadena económica de nuestro país y es que, anualmente, se producen alrededor de 150 millones, lo que representa el 20% de la producción nacional. Esta cifra genera ingresos cercanos a los $1.544 millones al año, según Euromonitor Internacional. Es así que este domingo se celebra no solo su importancia en el rubro culinario sino también su contribución en la economía nacional.
El pollo a la brasa, además de ser uno de nuestros platos bandera, es un motor para la generación de empleos, impulsando así múltiples sectores, como el de la industria avícola, agrícola, de transporte y de consumo, informó MSD Animal Health Perú.
A nivel de locales, en Perú existen aproximadamente 13.000 pollerías a la brasa; en esa línea, Lima es la región con mayor cantidad de establecimientos. Mientras tanto en el extranjero, el pollo a la brasa peruano ha alcanzado un estatus de franquicia internacional, expandiéndose y comercializándose en países como Estados Unidos, Argentina, Venezuela, Chile, Bolivia, Brasil, Canadá, Ecuador, España, Japón, China e incluso los Emiratos Árabes Unidos, según cifras de la Asociación Peruana de Avicultura (APA).
Este domingo, como todos los terceros domingos de julio, en el marco de su celebración, la APA llevará a cabo diversas actividades a nivel nacional, incluyendo ferias gastronómicas, promociones especiales en pollerías y charlas informativas sobre la importancia de la avicultura en el Perú. Esto con la finalidad de promover el consumo responsable y consciente del pollo a la brasa, así como resaltar su valor cultural y económico.
La preparación del pollo a la brasa se originó alrededor de 1950 en Santa Clara, Chaclacayo, gracias al inmigrante suizo Roger Schuler, quien observó y experimentó con distintas técnicas de cocción. Es así como descubrió la modalidad de cocinar con carbón y sal, y con la ayuda de Franz Ulrich, se diseñó el horno "El Rotombo" que permitía una cocción uniforme de varios pollos a la vez, popularizándose especialmente su uso con leña.
A través de los años, la receta se perfeccionó, añadiendo condimentos peruanos como huacatay y ají panca, haciendo el pollo a la brasa cada vez más distintivo. Los acompañamientos tradicionales desde el inicio han sido las papas fritas y ensaladas, y las cremas se han convertido en un indispensable, según la preferencia de los clientes.