En 2023, la tasa de formalidad en el Perú pasó de 26% a 28,9%, mientras que la de informalidad retrocedió de 74% a 71,1%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Aproximadamente, 3 de cada 10 trabajadores se desenvuelven dentro del marco legal.
El dato llega tras conocerse que, durante el primer año del gobierno de Dina Boluarte, la economía cayó 0,55% —su peor resultado desde 1998, sin contar la pandemia—.
Por tamaño, el 85,1% de los ocupados en empresas de 1 a 10 trabajadores son informales (mypes), y un 46,7% lo son en las de 11 a 50 trabajadores (pequeñas empresas); en tanto, el grueso de los formales (83,7%) está en grandes empresas, de 51 a más trabajadores (medianas).
Los sectores que más concentran informales son agricultura, pesca y minería (80,3%), manufactura (62,3%), construcción (77,9%), comercio (70,6%) y servicios (58,6%).
El laboralista Fernando Cuadros Luque explica que, si bien hay una mejora al retroceder la informalidad a 71,1%, apenas un tercio es de asalariados no declarados en planilla, y los dos tercios restantes corresponden a independientes que no pagan impuestos.
“Esto infla la informalidad. Más importante es ver la informalidad de los asalariados o dependientes. Esta es la realidad de la informalidad laboral. Lo otro no se va a mover porque los independientes son precarios, que no declaran ni van a hacerlo en muchos años”, explicó a La República.
Así, la informalidad laboral nacional en el ámbito privado, al 2022, llegó a 61% (y en el área rural se disparó a 86,4%).