La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó a la baja su estimado de crecimiento económico del Perú de 1,7% a 1,1% para el cierre del 2023. Este ajuste se debe a que la incertidumbre política, los fenómenos meteorológicos extremos y las elevadas tasas de interés e inflación vienen limitando el consumo privado y la inversión.
“Para lo que respecta al desarrollo del Perú, estamos proyectando un crecimiento de 1,1% este año, seguido de 2,7% del próximo año”, dijo en conferencia de prensa Mathias Cormann, secretario general de la OCDE.
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De acuerdo con el 'Estudio económico de la OCDE sobre Perú', el crecimiento del producto bruto interno (PBI) seguirá siendo débil en un entorno de incertidumbre, ya que, en la coyuntura actual, tanto los riesgos internos como los externos son especialmente elevados y presentan un sesgo a la baja.
"A largo plazo, los factores internos de vulnerabilidad para el crecimiento económico de Perú incluyen una prolongada inestabilidad política y nuevos brotes de conflicto social. Las débiles perspectivas económicas, la elevada inflación y la fragmentación política aumentan el riesgo de nuevos disturbios sociales y enfrentamientos políticos", refiere el documento remitido al Gobierno peruano.
Asimismo, el organismo económico recordó que el Perú vive una crisis política desde 2016, lo que ha llevado que se cuente con seis presidentes durante dicho periodo y frecuentes cambios en el Congreso y los ministerios. Estos hechos, según la OCDE, han desembocado en una debilidad institucional que podría acabar paralizando las reformas estructurales necesarias para fomentar el crecimiento económico y corregir desigualdades sociales profundamente arraigadas.
Por otro lado, la OCDE reconoce que los esfuerzos del Gobierno por relanzar la inversión en infraestructuras y varios proyectos de colaboración público-privada anunciados apoyarán la inversión total. Además, la recuperación del turismo y la producción de cobre impulsarán las exportaciones.
"Se prevé que la inflación siga desacelerándose gradualmente y alcance el rango objetivo del 1-3% a principios de 2024. Los riesgos asociados al endurecimiento de las condiciones financieras a escala mundial se ven amortiguados por las grandes reservas de divisas y el bajo nivel de deuda pública. El sector financiero se mantiene robusto, con bancos bien capitalizados y grandes reservas de liquidez. La incertidumbre política y nuevos brotes de protestas sociales siguen siendo los principales riesgos para la economía", concluye.