Desde que entró en vigencia la norma de exoneración del impuesto general a las ventas (IGV) al pollo, huevos, fideos, azúcar y pan, un equipo de La República logró verificar que, aunque los precios han variado, no se refleja la disminución favorable para los consumidores, sobre todo para las familias más vulnerables.
Los mercados informales no se ven afectados por el incremento o reducción del IGV, ya que “ellos están fuera del sistema”, precisa el economista Armando Mendoza; mientras que en el formal, por ejemplo, en el caso de la producción de pollo, el especialista señala que al exonerar del IGV al maíz, no necesariamente va a implicar que se le exonere del IGV también a la carne de pollo que se oferta en los mercados.
“Hay que ver cuánto peso tiene el maíz dentro de la cadena de producción del pollo, porque puede haber otros costos más considerables y que no han bajado, sino por el contrario se han elevado y siguen subiendo”, explica Mendoza.
El especialista agrega que si el productor compró maíz caro para seis meses y sus pollos se han alimentado con ese maíz, venderá a los pollos a un precio alto para recuperar lo invertido; por ende, otro factor a considerar es el stock disponible de los insumos.
Infografía - La República
Por su parte, Carlos Casas, profesor principal de la UP, explica que es normal que los precios suban fácilmente, pero demoren en bajar; es lo que se conoce como la rigidez de los precios.
“Los productores se acostumbran a la ganancia que hay, ya que la reducción les permite aumentar sus márgenes de ganancia, entonces eso determina que haya poca disposición a bajar los precios. Sobre todo si está vendiendo menos, y si mantiene el precio alto, tiene un mayor margen de ganancia por unidad”, precisa.
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Costo. Medida de exoneración del IGV tiene una vigencia que va del 1° de mayo al 31 de julio del 2022, sujeta a evaluación. Generará un costo fiscal de S/ 390 millones durante ese periodo.