El bombardeo de Israel al barrio de Dahiye, el miércoles, en Beirut, tenía como objetivo acabar con la vida de Hashem Safieddine, sindicado como el posible sucesor del asesinado líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Aún no se sabe si lograron su objetivo. Y ahora sus tropas libran combates en la frontera con Líbano, atacando objetivos de la milicia de ese país ya identificados, que responden -dicen- a “inteligencia precisa”.
Hezbolá ha lanzado misiles contra territorio israelí desde la ocupación de Gaza, y la respuesta israelí no se ha hecho esperar. Miles de habitantes de ambos lados de la frontera han debido evacuar y ahora se libran combates en esa zona. Al igual que intenta con Hamás, Israel quiere descabezar por completo a Hezbolá. Hace poco más de una semana logró abatir a su líder principal y ha acabado con una decena de comandantes más en ataques similares.
No obstante, la incursión terrestre de su ejército en territorio libanés podría significarle un revés y entramparse en un conflicto interminable.
“Hezbolá no tiene como neutralizar los aviones, los misiles y artillería israelí. No tiene nada equivalente, pero sí tiene un sistema de túneles subterráneos, y miles de milicianos bien entrenados y armados. Israel no ha podido derrotar a una fuerza menor como Hamás en Gaza en un año. Y vimos lo que paso cuando Israel invadió Líbano en ocasiones anteriores. Invadieron el 2006 y Hezbolá hoy es más fuerte que entonces”, dice Farid Kahhat, internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica (PUCP).
Mientras los combates se libran en la frontera, el primer ministro libanés Najib Mikati ha señalado que si el conflicto continúa y escala, un millón de personas podrían ser desplazadas.
Irán en el horizonte
El martes de esta semana, Irán también atacó con misiles territorio israelí en respuesta a las muertes de Hassan Nasrallah, exlíder de Hezbolá, y por la ofensiva terrestre en Líbano. Esta vez usó misiles balísticos –más rápidos que los convencionales– y, aunque la mayoría fueron interceptados por el denominado “domo de hierro”, el sistema de defensa antiaéreo de Israel, algunos de ellos llegaron a hacer blanco.
El Ayatola Alí Jamenei, líder supremo de Irán, ha prometido responder los ataques contra su país y sus aliados. Foto: AFP.
El ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo del país desde 1989, dijo el viernes que el ataque de Irán en contra de Israel fue “legal, correcto y lógico”. Se sabe que Irán presta apoyo a Hamás, Hezbolá y otras milicias en Siria y Yemen. Por su parte, Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, señaló que “Irán pagará un alto precio” tras el ataque. Las posiciones de ambos no ayudan, por cierto, a desescalar el conflicto.
Ahora la pregunta es ¿cómo responderá Israel el ataque iraní? La mayoría de analistas y observadores señalan que podría enfocar sus ataque en tres tipos de objetivo, y el transcurso del conflicto dependerá de cual elija: podrían ser objetivos militares, de infraestructura económica o nucleares.
“Hasta abril de este año Irán nunca había atacado directamente a Israel. Esa vez lanzó un ataque limitado. Pero como ahora ha lanzado un ataque de mayor envergadura, la presunción es que Israel debe atacar más fuerte que en abril. Depende de qué objetivos ataque. Si ataca objetivos militares ahí podría acabar el conflicto. Si ataca el programa nuclear podemos estar en un escenario sin precedentes. Si ataca la industria petrolera, el efecto bélico podría no ser tan grande pero sí de daño a la economía mundial. Depende de qué tipo de blanco decida atacar y eso no lo sabemos”, dice Kahhat.
Israel e Irán no tienen fronteras, por lo que cualquier enfrentamiento se librará desde el aire. En la eventualidad de una guerra, Israel es militarmente superior. Su presupuesto para defensa alcanza los 19.000 millones de dólares, más del doble que Irán, que invierte 7.400 millones de dólares en el mismo rubro.
Además del confiable sistema de defensa antiaérea que Israel tiene, también cuenta con aviones de guerra de ultima generación como los F-15, F-16 y F-35, capaces de incursiones rápidas y a grandes distancias. Su poderío balístico también es mayor que la mayoría de países de Medio Oriente. Sus jefes militares señalan que pueden incursionar con éxito –con sus aviones, misiles o drones– en puntos muy distantes.
Irán por su parte, tiene un poderoso arsenal de misiles balísticos y drones, pero sus fuerzas aéreas y navales están desactualizadas. Sus defensas antiaéreas tampoco son suficientemente sofisticadas para detener los misiles israelíes como ya quedó demostrado. Además, no tiene armas nucleares como sí tendría Israel, ni un aliado como Estados Unidos.
Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, ha señalado que "Irán pagará un alto precio" por el ataque del último martes. Foto: AFP
Dependiendo del ataque que preparen las fuerzas israelíes como respuesta por los misiles del martes pasado puede que el conflicto escale o no. Nunca se había llegado hasta este punto. Un eventual ataque contra el Ayatola Alí Jamenei podría desencadenar una guerra de graves consecuencias para la región por tratarse de un líder político y religioso.
Netanyahu y sus comandantes militares también tienen frentes abiertos en otros territorios como Siria, Yemen o Irak. El último viernes se informó que dos soldados israelíes murieron tras un ataque con drones lanzado desde Irak. Esta semana Israel también respondió a un ataque de los rebeldes huties de Yemen con bombardeos aéreos a objetivos militares en ese país. Fue una respuesta al lanzamiento de un misil contra el aeropuerto Ben Gurión.
La Franja de Gaza sigue siendo el escenario de guerra más castigado. Allí hasta el momento han muerto unas 41.000 personas, según cifras de las autoridades palestinas. Israel está en condiciones –respaldado por EEUU– de afrontar la guerra en sus diferentes frentes, pero no se sabe hasta cuándo por el costo que eso le significa. Si la guerra no escala, quizá en algún momento llegue un cese al fuego, tenso, que podría romperse otra vez en el futuro.