Plesiosaurio en Chorrillos
Un reptil marino gigantesco murió hace unos 135 millones de años en el Morro Solar de Chorrillos. Este mes, el biólogo Iván Meza-Vélez, quien encontró los restos el año 2000, dio a conocer el hallazgo en una publicación científica de alcance mundial. Esta es la historia.
Hace 135 millones de años el territorio peruano era todavía un gran océano y lo que hoy conocemos como el Morro Solar de Chorrillos se encontraba sumergido bajo el agua. Un animal de la época, un plesiosaurio, murió y sus restos fueron a descansar en esos fondos marinos. Millones de años después, algunos de sus huesos, fosilizados, fueron encontrados por dos aficionados a la paleontología.
Era el año 2000. Iván Meza-Vélez y un amigo caminaban por el Morro Solar en busca de piedras particulares y de pronto vieron que afloraba una roca extraña. “Nos acercamos y nos dimos cuenta que era un fósil”, cuenta Iván. Con martillos usados en paleontología procedieron a sacarlo. “El fósil más grande lo sacó mi amigo y yo saqué los más pequeños”, continúa. Estaban a unos metros de la concurrida playa La Herradura. Cuando extrajeron todo, se llevaron los restos a sus casas.
Por entonces eran aficionados, pero con los años Iván estudió Biología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Antes de eso había estudiado Matemática Pura y llevado cursos de Física. “Mi primera especialidad, por mis conocimientos, fue unir la Biología con la Física. Es decir la biofísica aplicada a fósiles, para reconstruir la locomoción de los animales extintos: cómo volaban, a qué velocidad nadaban”, explica en el laboratorio de Palenteología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de San Marcos.
Para hacer un estudio serio del hallazgo del 2000 tenía que volver a reunir todos los huesos, así que el año pasado conversó con su amigo y los recuperó. A partir de allí realizó estudios comparativos y pudo determinar que pertenecían a un reptil marino, probablemente un plesiosaurio. Su hipótesis fue confirmada por Rodolfo Salas, jefe del Departamento de Paleontología del museo.
Un plesiosaurio es un reptil marino de la era mesozoica que vivió en la misma época que todos los dinosaurios conocidos. Tenía un cuerpo grande, con una cola, dos aletas delanteras y dos traseras, un cuello largo y una cabeza pequeña. La era mesozoica se divide en el periodo triásico, jurásico y cretácico, y acabó hace 66 millones de años. Por los restos encontrados, se calcula que el plesiosaurio del Morro Solar medía unos seis metros, aunque los más grandes de su especie podían llegar a los diez metros o más.
El 2018, Meza-Vélez donó los huesos al museo de San Marcos y en noviembre de ese año presentó sus hallazgos en un Simposio Internacional de Paleontología organizado por el Ingemet. “Hice un pequeño trabajo científico, un resumen de mis investigaciones y lo presenté en una exposición ante paleontólogos peruanos y extranjeros”, cuenta.
En base a ese primer trabajo, invitó al palenteólogo argentino José P. O’Gorman -muy reconocido en el estudio de estos grandes animales- del Museo de la Plata para escribir un artículo científico sobre sus hallazgos. Este se sumó como coautor y el artículo salió publicado el 8 de octubre pasado en Cretaceous Research, una publicación especializada en estos temas.
Ese fue el espaldarazo a su descubrimiento. “Recién con el artículo y los fósiles en el museo sale el hallazgo a la luz. Ahí estalló la noticia y el impacto mediático. Sin un estudio científico, estos restos tienen el valor de una roca”, dice, mientras podemos ver los restos del animal marino sobre su escritorio.
Restos que duermen
Los restos del plesiosaurio que murió en las costas peruanas semejan piedras. Hay que mirarlos con ojos de ver. ¿Quien podría pensar que un día formaron parte del organismo de un monstruo marino? Ivan Meza-Vélez los coge y me explica: “Este hueso -el más grande- es parte de la aleta y tiene la cabeza que artícula con la pelvis. Le faltan varios pedazos. Tiene huequitos llamados forámenes, típico de la cabeza de un fémur o húmero de plesiosaurio”.
Después coge los restos más pequeños y comenta que se trata de las vértebras. “Esta es una caudal -de la parte de la cola-, las otras dos están muy alteradas y este es el ilio, un hueso de la cintura pélvica. Sin duda, el más importante es el hueso más grande, el fémur o húmero”.
¿El resto del plesiosaurio puede estar todavía en el Morro Solar?, preguntamos. “Nosotros sacamos todo lo que se podía sacar con el martillo paleontológico. Pero si se quiere sacar lo que quede y quizá esté todavía ahí, se necesita maquinaria, sacar bloques de piedra, cerrar la pista, lograr permiso del MTC, y del Ministerio de Cultura porque el Morro Solar es intangible”, explica.
Para volver a retomar esa búsqueda se necesita permisos y financiamiento. Podrían haber restos de este o de otros animales, pero al no estar expuestos, ¿cómo saber por donde empezar? El morro es enorme y cobija restos de otras épocas de nuestra historia, como la Guerra del Pacífico, por ejemplo. Eso hace difícil una nueva exploración. “Un hermano geológico del morro es la isla San Lorenzo y ahí podría haber restos de animales de la época. Es un territorio casi virgen para estos estudios”, dice el biólogo.
Los plesiosaurios habitaron los mares de todo el mundo, desde principios del jurásico hasta el final del cretácico, hace 66 millones de años. Fueron carnívoros y grandes depredadores. Movían sus aletas no de adelante hacia atrás, sino de arriba a abajo, lo que les daba gran velocidad. Se han encontrado restos fósiles en todos los continentes.
En Sudamérica se han realizado numerosos hallazgos en Argentina y Chile, uno en Colombia y ahora otro en Perú. En Argentina ha habido varios descubrimientos, algunos bien conservados, en la zona de la Patagonia. Y en Chile en prácticamente todo su territorio. Uno de los países con más hallazgos en el mundo es Estados Unidos.
Acerca del reptil marino que encontró, el biológo Ivan MezaVélez cuenta que la noticia ha causado impacto y simpatía por varias razones: porque el lugar donde se encontró es bien limeño y el gigante marino estuvo enterrado allí millones de años. También porque es un animal que se asocia a los dinosaurios, aunque no lo es. Y porque incluso se han hecho películas teniendo como personajes a animales de ese tipo. Es algo así como el Nessy -el monstruo del Lago Ness- peruano.
A nivel científico el hallazgo tiene una gran importancia: este plesiosaurio corresponde al cretácico inferior y en el mundo hay pocos registros de este periodo. Es el primer hallazgo de su tipo en el Perú y el segundo en las costas de Sudámérica después de Colombia. Los plesiosaurios tuvieron presencia en el Océano Pacífico. “Eso confirma que habitaron todos los mares”, dice Iván.
El Museo de Historia Natural y el biólogo están preparando una futura exposición de los restos, para que los visitantes conozcan con mayor detalle este descubrimiento. Esta podría inaugurarse a fines de año o comienzos del próximo. “El Perú es un país privilegiado para la paleontología, más adelante el museo hará anuncios sobre otros hallazgos de gran importancia científica”, adelanta Iván.
Además de la paleontología, Meza-Vélez también es escritor y busca unir la ciencia con la literatura. Sus historias tienen como personaje a un periodista que puede viajar en el tiempo y explicar temas científicos. Pronto publicará su tercer libro El último viaje, donde el primer capítulo justamente se llama El plesiosaurio del Morro Solar y el portal. Ahí hay historias para soñar un poco, pero todos los datos sobre ciencia son verídicos.