Lucho Quequezana: "Ha habido un cambio de gobierno, pero no un cambio de clase política"
Presentó el álbum 'Andino' y sostiene que las expresiones artísticas, como parte de la identidad peruana, son un punto de encuentro en medio de la crisis. “Los momentos polarizantes se combaten con eso”, señala.

"Nuestras expresiones culturales son un punto de encuentro”, nos comenta Lucho Quequezana. En medio de la crisis social y política, ha lanzado Andino, un disco que, con veinte instrumentos acústicos, es una representación de la diversidad de la cultura peruana. El músico describe esta producción como “un respiro”, por supuesto, sin dejar de lado las amenazas a la libertad de protesta y la violencia que ha hecho que músicos cancelen sus presentaciones.
“Mi solidaridad con toda la familia Agua Marina. La situación es insostenible; el gobierno con su indiferencia en complicidad con el Congreso y sus leyes para protegerse han puesto al país en una situación extrema. Todos tenemos derecho a vivir y trabajar sin miedo. ¡Ya basta!”, escribió en sus redes sociales tras el atentado contra Agua Marina.
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En anteriores entrevistas, el multiinstrumentista se ha pronunciado sobre la polarización, la crisis política y sobre cómo la pandemia desnudó a cada sector. En 2020, a un año de su aplaudido trabajo en la inauguración y clausura de los Panamericanos, descartaba cualquier invitación a la gestión pública. Ahora lo reafirma. “Estoy más seguro que nunca que no quiero nada que no sea música. De alguna manera, mi forma de aportar a mi país es justamente con lo que sé hacer, que es la música”.
El disco Andino tiene las influencias musicales con las que creció. Entre los instrumentos acústicos se escuchan charangos, quenas, bandurria, sikus, bombo y wankar. “Los peruanos, ya en 2025, quienes no acepten ser mestizos ya no sé dónde viven”, nos dice en una pausa de sus ensayos. “Somos parte de un todo. En el caso particular de este disco, no solamente es reencontrarme con los instrumentos que yo aprendí a tocar, sino es reencontrarme con las raíces que son de mi familia. Los momentos polarizantes se combaten con eso”.
Propone, por un momento, concentrarse no en la clase política y en las brechas sino en las coincidencias. “Si empezáramos a mirarnos entre nosotros, no a ellos (los políticos), sino entre nosotros, los que estamos en el medio, a los que nos meten dentro de la tormenta, mirarnos y decir: ‘¿Cuál es el juego? Vamos a vencer esta tormenta’”.
Esta entrevista se dio antes de la marcha del 15 de octubre (posteriormente, Quequezana nos respondió para dar su opinión sobre la violencia en el gobierno de José Jerí). Para el músico, ver a peruanos de Lima y regiones reunirse de forma pacífica, con música y performance para reclamar sus derechos, es también una coincidencia legítima. “Cuando yo veo eso, veo que son puntos de encuentro. O sea, cuando hay estos momentos donde la gente alza la voz porque ya no puede más, porque simplemente es surrealista lo que está sucediendo, creo que son esos momentos en donde uno ya no está cuestionando: ‘tú no eres de aquí’ y ‘yo soy de acá’. Esos espacios son los que nos salvan”.
Como difusor de la música ha retomado su canal en YouTube ‘One Take’, donde invita a músicos a su estudio y a tocar con su banda. “Más allá de que el artista pueda mostrar su música, lo más bonito del programa es que hay un montón de gente que descubre que tiene un espacio donde puede encontrar música que no puede encontrar en ningún otro lado”.
En tiempos de inteligencia artificial, Andino aparece como un ambicioso proyecto que va contra la corriente. “La polarización, el próximo año, va a ser peor porque eso va a ser una batalla. ¡Olvídate!”, dice sobre las elecciones. “Por eso creo que recordar las raíces y la identidad peruana son puntos importantes. Por ejemplo, en el caso de Andino, es una mirada, primero, muy personal de cuál es mi relación con el mundo andino. Mi mamá es de Llata, provincia de Huamalíes (en Huánuco)”.
-Recuerdo que tras los Panamericanos dijiste que necesitabas seis fechas más para trabajar con todos los artistas que querías. ¿Con este disco conectas con algo pendiente?
Sí, con ese disco creo que estoy conectando con un lado que yo extrañaba mucho, que es este lado mío mucho más acústico, mucho más de mi adolescencia, mucho más con los instrumentos más cercanos a los que yo aprendí a tocar de niño, ¿no? Porque, de pronto, en los últimos discos me he ido por un lado mucho más power, hasta medio rockero, con guitarras eléctricas y con sintetizadores, ¿no? Que me encanta y me gusta cómo suena la banda, suena increíble; pero de pronto yo, pucha, veo un charango, veo un bombo y una quena, y viene toda mi adolescencia. Pero no soy ningún adolescente, o sea, tengo muchos años y creo que eso lo abordas diferente a estas alturas de la carrera, de tu vida, de todo lo que implica ya estar en la edad en la que uno está. Hay un montón de cosas que se han cuajado en todo ese camino. Entonces, creo que he conectado muy bien con esa nostalgia que tenía respecto a los sonidos con los que aprendí a tocar, pero los he tomado de un lado mucho más maduro.
A los 18 años, cuando en casa ‘te escondían’ los instrumentos musicales para que eligieras una ‘carrera tradicional’, ¿te hubieras arriesgado por un disco así?
Sí, porque desde que empecé a componer, estaba completamente seguro que a mí ni me iban a pasar en la radio, ni nadie me daría un apoyo (sonríe). Como músico instrumental, literalmente dentro del vagón de la industria, estoy en los últimos vagones. Entonces, creo que hice esa coraza con la que he crecido en donde soy absolutamente consciente de que no voy a recibir ningún apoyo de nada. Nunca ha sido eso para mí un punto de partida. He tenido muchos intentos creativos que han funcionado y algunos no. Pero siempre he estado contento con lo que yo he tocado, eso sí, digamos, no estaba contento con cómo me iba, pero igual seguía haciendo mi música.
En la marcha del 15 de octubre asistieron un gran número de artistas, pero por la represión falleció Mauricio Ruíz. ¿Qué piensas de lo sucedido?
No impacta solo a los artistas, impacta a todos. Los artistas somos trabajadores que luchamos constantemente con las dificultades de nuestra profesión. Ahora estamos llegando a un punto donde el trabajar se ha convertido en un riesgo constante. Es lamentable y condenable cómo la violencia está desbordándose y normalizándose, ese es un camino muy peligroso. Que un artista muera es algo muy duro no solo para el gremio sino para la población; está muriendo un peruano más.
Hubo un cambio de gobierno, pero la violencia no cesa y hay orquestas que cancelaron sus presentaciones. ¿La aplicación de la ‘política de mano dura’ es la solución?
Ha habido un cambio de gobierno, pero no un cambio de la clase política, seguimos viendo una pugna constante por sus intereses. Pensar que la solución es solamente la mano dura es no ver el panorama completo.
















