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Domingo

Emily Lima y su revolución del fútbol femenino

La entrenadora de la Blanquirroja femenina quiere cambiar la mentalidad de nuestras futbolistas y tiene un plan para lograrlo. La brasileña no cree en individualismos, sino en el trabajo en equipo. Buscará nuevos talentos en el interior del país y atraerá a quienes se fueron al extranjero.

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La brasileña empezó en el fútbol a los 13 años y tuvo la ayuda de su familia para desarrollarse en el deporte. Foto: Antonio Melgarejo - La República

Emily Lima, la entrenadora de la selección peruana de fútbol femenino, llega a la entrevista acompañada de tres integrantes de su comando técnico. Son todas mujeres, visten la camiseta bicolor y reparten saludos a quien se les cruce en la Videna. No hay aires de superioridad ni distancia: “El respeto es el valor que me define, me lo enseñó mi padre”, dirá más adelante la brasileña de 42 años, cuya presencia aún sigue siendo una novedad en la Federación Peruana de Fútbol.

Son cuatro meses los que lleva instalada en la ciudad desde que fue nombrada DT de la Bicolor femenina y asegura que se ha acostumbrado al cielo gris limeño. Para ella, este clima es más benevolente que el frío de Quito, Ecuador, donde radicó mientras fue entrenadora del seleccionado femenino de ese país. Años atrás, también cumplió ese rol en Brasil y se convirtió en la primera mujer en asumirlo.

La figura de Lima cobra relieve dado el repunte que está teniendo el fútbol de mujeres: ayer se jugó la final de la Liga Femenina 2023 con el clásico Universitario-Alianza Lima, y hasta el cierre de esta edición se esperaba una asistencia de 38.000 hinchas. Por otro lado, aún se saborea el momento agridulce que dejó la final de la Copa Mundial Femenina de Australia y Nueva Zelanda, en la que España se coronó campeona, pero la jugadora Jennifer Hermoso sufrió el acoso del presidente de la federación de fútbol de ese país, Luis Rubiales.

Sobre este hecho, Lima es tajante: “Solo puedo decir que le restó brillo a las campeonas del mundo. No quiero hablar del beso, sino del desarrollo que impulsó España. Jugué en ese país hace 20 años, cuando la liga comenzaba a profesionalizar a sus jugadoras y tenían una mentalidad de crecimiento. Lo lograron”.

La entrenadora no entra en polémicas y es de pocas palabras. En cambio, cuando habla de su método de trabajo como cabeza de nuestra escuadra femenina es muy frontal: “Habrá cambios y los cambios molestan, puede ser que sea molestosa, pero estamos intentando mejorar lo que hay, y hay cosas muy positivas, como la calidad técnica de las jugadoras, pero también haremos varios arreglos”.

Su comentario es realista, nuestro seleccionado femenino aún se está construyendo. Por ejemplo, su participación en la Copa América Femenina 2022 no fue la mejor. Y sobre sus últimos partidos, tampoco hay mucho que resaltar. Perdió 4-0 en un amistoso previo al Mundial contra Argentina. Este partido marcó el debut de Lima y la coloca frente a un gran reto, que es llevar a nuestro fútbol femenino a un nivel superior. “El cambio de mentalidad es fundamental, hay que pensar en mejorar, vencer, ganar. Al despertar tengo que pensar en ser una mejor persona que ayer”.

El comando técnico de Lima: Jaqueline Ucella, Liliane Cruz y Camila Lima. Foto: Antonio Melgarejo - La República

Sin embargo, la DT es consciente de que no solo el deseo de superación hará subir a la selección del puesto 74 del ranking de la FIFA, en el que se encuentra hoy, muy por debajo de Brasil, Colombia o Argentina. “No es momento de fijarse en el ranking, más importante que subir es empezar a generar una mejor liga de fútbol femenino, así generaremos mejores jugadoras para la selección. Hay que empezar a desarrollar desde abajo. Si tengo una buena base, dentro de cuatro años podremos ver un cambio significativo”.

Lima tiene un plan que involucra reunirse con los cuerpos técnicos de los equipos de la liga femenina, además de buscar nuevos talentos en la capital y el interior país, y atraer a las jugadoras que se fueron y compiten en equipos del extranjero. La profesionalización del fútbol femenino es un gran pendiente, es decir, que nuestras futbolistas reciban un sueldo digno en sus clubes y se dediquen exclusivamente al deporte.

Declaración de intenciones

Es un camino empinado el que le espera a Lima, pero su curriculum vitae respalda un pronóstico favorable para nuestra selección: está inmersa en el ‘deporte rey’ desde los 13 años, cuando se inició en uno de los clubes pioneros de fútbol femenino en Brasil. Luego jugó en clubes de mayores de su país, Italia y España. Cerró su carrera en el Nápoles italiano. Tras colgar los chimpunes, estudió gestión en España para desarrollar proyectos de fútbol femenino en Brasil. Allá dirigió varios equipos locales, con los que logró un total de siete títulos y el subcampeonato de la Copa Libertadores Femenina con Santos. La entrenadora sabe de la mochila pesada que cargan las niñas que se interesan por el fútbol. Cuando ella empezó su carrera en los años 90, patear la pelota para una mujer era una excentricidad, sus compañeros de cancha eran siempre varones y ya de mayor le ha tocado jugar en estadios de pésima calidad o a las 10:00 a.m., o sea, para que nadie vaya a ver el partido.

Eso le pasó a ella en Brasil hace más de 20 años, realidad que en el Perú sucedía hace poco: “Hay que comprender que la selección peruana está atrás de muchos países de América del Sur, pero tenemos que ir poco a poco. Comprendo cuando algunas jugadoras se comparan con Brasil, pero les digo que, para llegar a ese nivel, mi país antes pasó por todo lo descrito”.

“El fútbol femenino nos hace mujeres fuertes”, enfatiza Lima hablando de la evolución que ha tenido esta variante del balompié en el mundo. Y añade que, más que una cuestión de discriminación de género, lo que no permitía su desarrollo era el desconocimiento de su existencia: “El fútbol femenino estaba como dentro de una caja, la gente no lo conocía hasta que se empezaron a transmitir los partidos, y se descubrió que había una Copa América o un Mundial. Fue clave la decisión de la FIFA de exigir a los clubes que formen sus equipos femeninos. Nosotras aprovechamos la oportunidad y ya no hay marcha atrás”.

Este setiembre, nuestra selección femenina jugará un partido contra sus pares bolivianas en Santa Cruz. La entrenadora es muy recelosa en dar nombres de sus mejores futbolistas: “No hablo de una jugadora como la figura porque ella sola no sería nada, solos nunca nadie hace nada, somos un equipo”. Y esa mirada femenina que prioriza el colectivo sobre los individualismos es su sello personal. Así se despide junto a su comando técnico.

La DT dando indicaciones en el partido amistoso que la Bicolor femenina jugó contra Argentina en julio. Foto: Antonio Melgarejo - La República