Una historia real de sobrevivencia que Dorian Fernández conoció en 2017 fue el germen de su película La Pampa. Escuchó en las noticias que una joven mujer, del barrio de Belén, en Iquitos, había logrado escapar de sus explotadores que la obligaban a prostituirse en esta zona de Madre de Dios. Ella contó su historia de esclavitud y también otros relatos escalofriantes. Y, contra todo, había logrado volver a casa.
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Ese testimonio lo impactó tanto que se puso a buscar información sobre ese mundo sin ley que es La Pampa y seis meses después tenía más información e historias. Encontró casos de chicas muy jóvenes que eran llevadas a estos lugares con engaños o iban porque vivían en pobreza extrema. Le llamó la atención que fuera un tema tan cercano, tan presente y se hiciera tan poco para combatirlo.
“Conocí muchos casos, sobre todo de diferentes espacios de la Amazonía: Loreto, Ucayali, San Martín, y alrededores de Madre de Dios. Incluso en comunidades alejadas, algunas chicas son hasta compradas y llevadas a estos lugares. Son menores de 15, 16 años”, comenta.
Afiche de La Pampa con los protagonistas Fernando Bacilio (Pedro) y Luz Pinedo (Reina). Foto: archivo GLR
Junto a su co-guionista Rogger Vergara empezaron a trabajar en un primer borrador de la historia. Hablaron con organizaciones que trataban el tema y también fueron a la zona, para hacer fotos y tomar imágenes aéreas. En ese viaje se dieron cuenta que era “tierra de nadie” y que no iban a poder filmar allí. Pero era una historia que sacarían adelante. Un año después, el 2018, tuvieron una versión de la película que querían contar.
La Pampa cuenta el devenir de Pedro (Fernando Bacilio), un hombre silencioso con un pasado turbio, prófugo de la justicia y escondido en la selva con otra identidad. Hasta él llegará Reina (Luz Pinedo), una menor que viene huyendo de La Pampa, buscada por los esbirros del lugar para llevarla de regreso “porque si dejan ir a una, las demás también van a querer escapar”.
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La filmación se realizó el 2019 en Pucallpa y la cinta es una coproducción peruano, chilena, española. Antes de empezar a filmar debieron recrear escenarios similares a esta zona de minería ilegal. Para el efecto construyeron desde cero tres cuadras de bares de madera en un terreno que es un circuito de motocross. También hicieron un mercado a la orilla de un río.
Sobre un campo de 10 hectáreas que es usado como cantera y tiene mucha arena (algo no muy común en la selva) se replicaron parte de las pozas y los espacios fangosos de La Pampa, con ayuda de maquinaria pesada y varias cisternas con agua. También se llevó generadores, dragas, mangueras y herramientas para simular la extracción del mineral.
“Esto marca un precedente importante porque no es usual en el cine nacional que una producción se enfrente a estos retos. Adicionalmente a ello hemos trabajado con más de 150 extras y junto al director de fotografía hemos trabajado planos-secuencia enormes, de seis minutos o más, coreografiados durante muchas horas, para poder contar mejor parte de las acciones”, explica el director.
Mayella Lloclla encarnando a uno de los personajes de la historia. Foto: archivo GLR
Luz Pinedo, que debuta en esta cinta en el papel de Reina, la joven perseguida por la mafia minera, ha sido un gran hallazgo. Fue escogida entre más de 1,500 aspirantes y junto a Bacilio sostiene la historia. Ella no es actriz profesional, es animadora de fiestas infantiles, y para este papel tuvo que dejar a un lado la alegría de su vida laboral verdadera para meterse en la piel de una joven abusada y prostituida.
“Este papel ha sido una gran responsabilidad no solo por lo que vive y siente el personaje en la ficción, sino también por lo que necesitamos hacer como sociedad para que esta situación cambie”, dijo Luz en una entrevista reciente. Ella conoce casos cercanos ocurridos en Pucallpa y esta consciente de que su papel es una suerte de voz para muchas niñas y adolescentes que viven en ese infierno.
La Pampa es también una historia de redención donde el personaje de Pedro (Bacilio) decide ayudar a la joven fugitiva a encontrar a su familia y lograr que regrese a casa. En ese esfuerzo se verá obligado a sumergirse en ese mundo ilegal y violento, y arriesgará la vida por Reina. A lo largo de la cinta, pequeños flash backs nos dirán quién es este hombre.
Un giro final y una escena altamente emotiva nos descubrirán las razones de Pedro para salvar a Reina: esa acción de rescate es también una forma de salvar su alma torturada. Es una historia de redención pero también una historia que en sus créditos finales nos habla de que en La Pampa hay, ahora mismo, miles de adolescentes explotadas sexualmente por capos de la minería ilegal y el narcotráfico en prostibares donde brindan sus servicios.
Muchos han recordado que Dorian Fernández ha dirigido antes otras cintas que respondían al género de terror (Cementerio general 1 y 2 o Secreto Matusita), pero esta vez incursiona en in tema social con otro tipo de terror que es muy real: un mundo brutal que existe a unas horas de la capital y que sigue ahí a pesar de que se conoce el problema hace años.
“Más allá de ser bien recibida por el público la película también tiene como objetivo generar una conversación sobre el tema. Si sirve incluso como advertencia de estos modus operandi para algunos padres o jóvenes que pueden encontrarse con la película, ya es una batalla ganada y una sensación de que valió la pena”, dice Dorian Fernández sobre la cinta.
La Pampa ha ganado 11 premios, entre ellos el de Mejor Película Extranjera y el Premio Especial del Jurado a la Dirección de Arte en el Festival de Gramado, Brasil. Ya está por su segunda semana de exhibición y ha sido bien recibida por el público. Quien vaya verla quizáse quede recordando a ese personaje huraño que es Pedro (Bacilio) peleando contra un enemigo, un sistema ilegal, que es más fuerte que él. O a Reina, el rostro de muchas chicas que viven ese infierno en la vida real y que todavía no han encontrado el camino a casa.