En un paraje en la cuenca del río Las Piedras, en Madre de Dios, a más de 1.500 km de Lima y a más de 12.000 km de Suecia, donde fue programado, un pequeño robot está convirtiéndose en una pieza importante en la lucha por salvar la Amazonía de la destrucción. El robot se llama YuMi (por You and me) y originalmente fue fabricado por la empresa de robótica ABB como un producto de alta tecnología destinado a ayudar a la industria de la electrónica y a otras compañías con procesos de montaje de piezas pequeñas.
Su diseño humanoide, con esos brazos largos y precisos, y una tecnología que ponía énfasis en la seguridad, resultó ideal para trabajar de manera colaborativa con humanos en tareas manuales que requerían mucha precisión. Pero hace seis semanas llegó a la selva peruana con una misión: ayudar a la ONG Junglekeepers a reforestar un territorio de más de 22.000 ha de bosque amazónico, afectado por actividades humanas y en peligro de desaparecer.
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El objetivo de Junglekeepers es proteger el bosque amazónico, explica Lorena Cardona, regional manager robotics & discrete automation de ABB para Latinoamérica. Tienen un grupo de guardabosques o rangers que trabajan junto con comunidades locales para cuidar la biodiversidad.
Los rangers también se encargan de sembrar las semillas de los árboles nativos que, posteriormente, plantarán a campo abierto. Una tarea repetitiva y tediosa que les quita tiempo para otras ocupaciones que requieren su atención, entre ellas patrullar el bosque para disuadir a madereros ilegales, educar a los lugareños sobre la preservación de la selva y plantar árboles jóvenes.
Pero, como explica Cardona, desde la llegada de YuMi eso ha cambiado.
–Lo que hace YuMi es encargarse del proceso repetitivo de sembrar las semillas, dice. Hace un hoyo en las macetas o bolsas, coloca una semilla, las cubre con tierra y coloca una etiqueta codificada con colores.
A los rangers les tomaba una jornada de trabajo sembrar semillas en 80 macetas. Con YuMi, en dos horas pueden sembrar hasta 640 macetas y, a la hora de plantar, pueden cubrir un área del tamaño de dos canchas de fútbol.
La zona donde trabaja YuMi ayudando a Junglekeepers es uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo. Las especies registradas en estas tierras incluyen más de 480 variades de aves, 11 de monos y al menos 19 amenazadas y en peligro de extinción que figuran en la Lista Roja de Fauna Silvestre, incluida la nutria gigante y el jaguar.
La cuenca del río Las Piedras y, en general, toda la selva de Madre de Dios están en permanente riesgo de ser invadidas por madereros y mineros ilegales, como los que llevan años devastando La Pampa, cerca del río Tambopata.
Proteger cada pedazo de este bosque y plantar nuevos árboles en las zonas que han sido afectadas es vital para el futuro no solo de la biodiversidad, sino del mismo planeta, amenazado por los efectos del calentamiento global.
Los voceros de ABB Robotics señalan que el trabajo colaborativo de YuMi con Junglekeepers demuestra el potencial de la robótica y la tecnología automatizada en la lucha contra la deforestación, uno de los principales factores que contribuyen al cambio climático.
El proyecto piloto tomará ocho semanas. Lorena Cardona dice que vienen analizando con Junglekeepers qué otros usos se le podrá dar al robot dentro de la misma zona. Una opción es trasladarlo a una ciudad cercana, dice —como Puerto Maldonado— para involucrarlo en tareas que podrían ser automatizadas, junto a los productores y autoridades locales. También es una alternativa llevarlo a escuelas. Lo cierto es que YuMi se quedará un tiempo más en la selva amazónica ayudando a protegerla.