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Domingo

Cumbia, chicha, música para ser felices

Los libros “Yawar Chicha” (Libros Cúpula), de Alfredo Villar; e “Historia de la cumbia peruana” (IEP), de Jesús Cosamalón, aparecidos en las últimas semanas, indagan en el género más exitoso, bailable y gozable de la música peruana.

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Los libros Yawar Chicha de Alfredo Villar; e Historia de la cumbia peruana de Jesús Cosamalón se enfocan en la música peruana. Foto: La República

“Carey oscuro gruesas gafas largas patillas guitarra transparente doce cuerdas saco violeta camisa plateada gran collar de plata corazón de plata con símbolo hippie paz y amor orégano y yerbabuena destellan los reflectores sobre Los Destellos y Enrique Delgado observa al público que se agita y lo ovaciona...”. Así describe Alfredo Villar en un texto de presentación sin comas y con vuelo literario al líder de Los Destellos, uno de los músicos que construyó con su guitarra deslumbrante la leyenda de la cumbia peruana.

Para Villar, autor del libro Yawar Chicha, los ríos profundos de la música tropical peruana, Enrique Delgado es junto a Berardo Hernández “Manzanita”, uno de los dos músicos y guitarristas esenciales de la música tropical peruana de fines de los años 60 y comienzos de los 70.

“Son dos grandes genios, pero muy distintos. Delgado crea estructuras perfectas, tiene formación académica. Manzanita, que proviene del campo, es más intuitivo, hace líneas melódicas y sobre eso improvisa. No hay estructura definida y eso lo hace difícil de imitar.

Enrique Delgado, en cambio, creó un abc de la cumbia. Y todos los grupos posteriores toman cosas de Los Destellos”, explica. Ambos músicos le dieron a la llamada cumbia peruana la característica que hoy reconoce el mundo: el uso atrapante, seductor, de la guitarra eléctrica.

Los libros Yawar Chicha de Alfredo Villar; e Historia de la cumbia peruana de Jesús Cosamalón se enfocan en la música peruana. Foto: La República

¿Cumbia peruana o chicha? Villar plantea utilizar el termino chicha para hablar de las distintas músicas tropicales del Perú: cumbia costeña, amazónica, tropical andina, chicha carretera, canera, cumbia norteña, sanjuanera.

“El término más interesante para todas estas vertientes es ‘Chicha’, por la connotación cultural que tiene: de mestizaje, de confluencia, de hervores. Chicha además porque es un término que se entiende fuera del país. Ayuda a diferenciarlo de otras cumbias de Latinoamérica. No es que sea la última palabra, pero es un término útil porque incluye la estética visual, cultural, para denominar la musical tropical peruana”.

En este tema, Villar concuerda con Jaime Moreyra, primera guitarra de Los Shapis, quien fue el primero en reivindicar el término “chicha” para darle nombre al género. En su libro, Villar hace un recorrido desde los años 50, con las grandes orquestas de Lucho Macedo, Enrique Lynch,Carlos Pickling y otras más, que versionaban ritmos tropicales y algunas cumbias colombianas.

En esa historia también están orquestas como Los Demonios del Mantaro, o Los Pacharacos, los primeros acercamientos entre el folklore y lo tropical. En los años 70, la cumbia peruana explotaría con Los Destellos, Manzanita y su conjunto, Los Mirlos, Los Diablos Rojos, Los Ecos y toda una movida en distintas regiones del país.

Historia de la cumbia peruana de Jesús Cosamalón se enfoca en la música peruana. Foto: La República

Más tarde Chacalón y Los Shapis, serían en los años 80 los mayores representantes de la chicha peruana, íconos de esta historia y voceros de un contenido altamente social en sus letras. “Hablar de chicha es tener una posición cultural y política. La chicha es la apuesta de lo popular tomando el poder. Cuando Jaime (Moreyra) reivindica lo chicha, toma posición, trata de reivindicar una identidad, la de los de abajo. Hay un momento muy político de la chicha, en los 80. Tiene una conciencia de clase muy fuerte”, explica el autor.

Hay mucho más en Yawar Chicha: la presencia de Milagros Soto “Princesita Mily”, la cantante que abrió puertas para la entrada de voces femeninas en la cumbia. O una vertiente aún por explorar: la cumbia cusqueña. Esta historia pasa por la tecnocumbia, la cumbia norteña y llega hasta la cumbia sanjuanera con Corazón Serrano, último gran hito del género. Villar llega a una conclusión: “Esta es la nueva música nacional. La plebe tomando una guitarra, logrando independencia, autonomía, orgullo, a partir de la música, es el triunfo cultural de las masas”.

De lo tropical a la chicha

Jesús Cosamalón, autor de Historia de la Cumbia peruana, de la música tropical a la chicha, propone en su libro un hilo conductor que empieza en los 50 con las grandes orquestas ya mencionadas (Macedo, Lynch, etc) y señala que, además de las versiones de cumbia colombiana o venezolana que hacían, también grabaron temas propios en ese género: por ejemplo Cumbia Trujillana (Lucho Macedo) o Satanás (Orquesta Neptuno).

Yawar Chicha de Alfredo Villar se enfoca en la música peruana. Foto: La República

“La cumbia comienza con ellos porque es cumbia orquestada. Era más del gusto de la clase media y alta. Hacen versiones de cumbias conocidas, y se empieza a reconocer la cumbia a partir de esas orquestas”, explica.

También señala que en esos tiempos iniciales la diferencia entre los ritmos tropicales, guaracha, cumbia, y otros, no era muy marcada. Grupos como Compay Quinto o Pedro Miguel y sus Maracaibos están en la frontera de lo tropical y la cumbia. Los Destellos, por ejemplo, en sus primeras grabaciones describían con distintos géneros a sus temas. “Elsa”, uno de sus himnos, es descrita como guaracha en el disco, mientras que en el coro ellos dicen “que siga la cumbia para bailar con Elsa”.

El autor también señala a Enrique Delgado y a “Manzanita” como los puntales en ese avance del género por lograr una identidad. “Graban cumbias que tienen éxito porque conectan muy bien con algunos grupos urbanos de todo el país. Una vez que el mercado acepta el éxito de la cumbia con guitarra, ya está el camino abierto para lo que vendrá después con la chicha”, precisa Cosamalón.

La chicha, a su vez, irrumpe con una forma de cantar cercana al huayno. Ahí Chacalón le pone voz a esa nueva etapa. También hay un auge de contenido social en las letras. “Cuando Los Shapis cantaban ‘ambulante soy, proletario soy..’ me pregunto cuanta gente entendió el concepto por esa canción y no por un panfleto”, reflexiona el autor.

Se trata de dos libros, plenos de historias, de datos, de mucha música. Textos para leer con el Youtube o el Spotify al lado, por la tentación de escuchar los temas que citan. Para un país fragmentado como el Perú, la cumbia, la chicha, es hoy la música que nos une, un lenguaje rítmico nacional. Ese género musical ha triunfado.