Vigilantes de volcanes
El Observatorio Vulcanológico del Sur (OVS) ya cuenta con una nueva sede que será inaugurada este 9 de agosto. Su equipamiento permitirá un mejor monitoreo de 14 volcanes activos en Arequipa, Moquegua, Ayacucho y Tacna. Ciencia y prevención, esa es su receta.
Escribe: Roberth Orihuela Quequezana
El 21 de junio del 2019, los ingenieros del Observatorio Vulcanológico del Sur (OVS) detectaron un patrón de señales anómalas en el volcán Ubinas, ubicado en Moquegua. Los datos que llegaban de los diversos sensores instalados en el macizo indicaban que el magma estaba subiendo desde el interior rompiendo las capas de rocas y la presión de los gases provocaba que el cráter se hinchara.
Ese día, cuenta el ingeniero vulcanólogo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), José del Carpio Caliente, advirtieron a las autoridades de Moquegua sobre el riesgo de una nueva erupción del Ubinas, y les recomendaron cambiar el estado de alerta de verde a amarillo para iniciar la evacuación de las poblaciones más cercanas y así evitar pérdidas humanas.
Un mes después, el volcán experimentó una de las mayores erupciones de las últimas décadas. Las cenizas alcanzaron 6 kilómetros de altura y se esparcieron hasta 250 kilómetros al este y sureste, afectando principalmente a las comunidades del distrito de Ubinas, pero también algunas provincias de Puno y Tacna. Las imágenes satelitales mostraron que la nube de polvo volcánico llegó hasta Bolivia.
Sin duda, sin el trabajo previo del observatorio vulcanológico las autoridades se habrían dado cuenta muy tarde de la erupción y la historia habría sido otra.
Y es que el OVS, como lo llaman los ingenieros de esta institución, ha demostrado ser muy eficaz en la detección de posibles erupciones volcánicas. Más aún en el sur del Perú, donde se ubican hasta 14 volcanes activos, y que el IGP monitorea todos los días para prevenir cualquier daño. Los ingenieros dirían que el servicio se ha pagado solo en los últimos años.
Presidente ejecutivo del IGP, Hernando Tavera, indica que se mejorará el monitoreo. Foto: IGP
Hacia la nueva sede
La labor del observatorio vulcanológico en el volcán Ubinas, por ejemplo, se inició en los 90, con monitoreos temporales para conocer su naturaleza. Del Carpio explica que recién en el 2006 —cuando se presentó la primera erupción del volcán en el siglo XXI— pudieron instalar equipos permanentes, como sismómetros, aparatos de posicionamiento global o GPS, medidores de gases, inclinómetros y hasta infrasonidos. Los datos obtenidos son enviados vía satélite, internet o radio, a la base central del OVS.
“Así conocemos el estado del volcán. Podemos saber cómo es que se comporta cuando no hay actividad volcánica. Por eso, cuando empezó la erupción vimos cómo los datos variaban y de acuerdo a la experiencia podíamos predecir qué es lo que estaba sucediendo al interior del Ubinas. Unos días después de la primera alerta veíamos como salían los gases volcánicos que nos indicaban que se estaba generando presión y luego cómo el cráter se deformaba por esa presión”, explica el especialista.
Pero, aunque no lo pareciera, esta labor clave estaba limitada.
En su local ubicado en la sede de la Autoridad Autónoma de Majes, el OVS no contaba con una base a la altura de las circunstancias. Por el espacio, cuenta el presidente ejecutivo del IGP, Hernando Tavera, no podían tener todo el equipamiento necesario.
Aún así, los vulcanólogos, sismólogos, ingenieros químicos, electrónicos y hasta comunicadores, lograron hacer un trabajo que permitió salvar muchas vidas cuando ocurrieron las erupciones del Ubinas y del Sabancaya, otro volcán en pleno proceso eruptivo ubicado en las alturas de Arequipa.
Por ello es que las cabezas del OVS proyectaron desde el 2014 la construcción de una sede que ofrezca todo lo necesario a los especialistas para que realicen su trabajo. Encontraron un terreno ideal en un cerro del pueblo joven José María Arguedas, donado por el municipio del distrito de Sachaca, en Arequipa.
La nueva sede del observatorio está en el distrito de Sachaca. Foto: IGP
“Luego de varios años de gestión, la base del OVS se ha culminado. Ya hemos trasladado casi todas nuestras operaciones al edificio de cuatro pisos erigido en ese cerro de Sachaca. Allí contamos con todo lo que faltaba: más equipos informáticos para el monitoreo, bases de datos donde almacenar la información, mejores antenas para recibir los datos de los sensores y, como está ubicado a gran altura, estamos libres de interferencias”, explica Tavera.
La nueva sede servirá para el monitoreo — labor medular del OVS— y también para la investigación. Las instalaciones de Sachaca están preparadas para que los ingenieros de diversas especialidades y ramas de la vulcanología, puedan realizar investigaciones científicas que permitan conocer mejor a los macizos del sur.
“El objetivo también es generar conocimiento en sismología, física de suelos, geofísica aplicada, deformación cortical y hasta investigaciones para predecir el cambio climático”, añade Hernando Tavera.
En el OVS siempre se hizo investigación, pero sufrían la limitación de espacio. Ahora podrán pasar de las nueve que se proyectaron para este año al triple. Contando con que se puedan formalizar convenios con las principales universidades del sur, como la San Agustín (UNSA), de donde han salido los mejores geofísicos del Perú. Uno de ellos, el mismo Tavera.
Los catorce gigantes
La inversión para la nueva sede, que se inaugurará el 9 de agosto, fue de 19 millones de soles. Incluye, además del edificio de cuatro pisos, todo el equipamiento para mejorar la recepción de datos del monitoreo de 14 volcanes activos en Ayacucho, Arequipa, Moquegua y Tacna.
Entre Moquegua y Arequipa están los volcanes más activos. Todos los días se puede ver desde algunas montañas de la ciudad mistiana las fumarolas que arroja el Sabancaya. Esta actividad podría tomar décadas o hasta cientos de años.
Hay que tomar en cuenta que la vida humana es ínfima si la comparamos con los ciclos geológicos. Lo único que podemos hacer es estar prevenidos. La eterna vigilancia es nuestra única manera de sobrevivir.