Alguna vez los músicos de una orquesta dudaron del joven que acababa de pisar el escenario y se disponía a cantar. Debían acompañarlo, pero lo veían casi adolescente, y se lo hicieron saber al director de orquesta. Este los tranquilizó y pronto empezó la sesión. El joven, Iván Ayón-Rivas, dejó escuchar su hermosa, poderosa voz y los convenció del todo. Hoy recuerda la anécdota con una sonrisa: “Tuve la tranquilidad de enfrentar la situación y salir airoso”, comenta.
Tenía 23 años y parecía de 16. Ya empezaba su despegue. Aun hoy, que tiene 28, parece un veinteañero. Y, a despecho de su edad, ya es uno de los mejores tenores del mundo. Su calidad vocal, su pasión sobre el escenario, su rigurosa técnica le valieron el primer lugar en el concurso de canto lírico Operalia 2021, un certamen fundado por Plácido Domingo para distinguir a las nuevas estrellas de la ópera mundial. Fue su consagración como cantante.
Octubre de 2021. Con Plácido Domingo, tras ganar el concurso de canto Operalia. Foto: Operalia 2021
Esa noche Iván interpretó un tema de la ópera El corsario, de Verdi, y en el video de su participación se le puede ver convertido en su personaje, luciéndose y encandilando al público. Ganó el premio al mejor tenor de ópera, premio al mejor cantante de zarzuela y el premio del público. Ha ingresado en la selecta lista de los tenores más importantes de nuestra historia. Se puede decir que ya está al lado de figuras como Alejandro Granda, Ernesto Palacio, Luis Alva o Juan Diego Flórez.
Por estos días hace del Duque de Mantua en la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, en el Opera Royal de Wallonie-Liège, Bélgica, con producción de John Turturro. Después vendrá al Perú. El 25 de marzo dará un concierto en la milenaria huaca Pucllana, en Miraflores, donde cantará opera, zarzuela y música popular. Hace tres años no venía al Perú y este es un gran pretexto. “Estoy muy emocionado”, dice.
Como el Duque de Mantua en la ópera Rigoletto, de Verdi.
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La música siempre ha estado en la vida de Iván. Su padre era cantante de rancheras y tuvo un grupo de mariachis. Sus tíos también eran músicos. Iván ha cantado desde los cuatro años y, según dice, después de la música lírica, el mariachi es su segunda pasión musical.
Te fuiste a vivir a Italia el 2015. ¿Fue fácil adaptarte o no te costó tanto?
Digamos que acostumbrarme a una sociedad europea fue un poco complicado, pero todo fue muy rápido. Aprendiendo bien el idioma te socializas más con la gente del lugar. Te ayuda mucho para poder entrar en la forma de pensar del europeo. Y eso ayuda mucho porque la cultura europea más la cultura peruana forman una cosa nueva. Y eso es enriquecedor.
¿Qué formación musical has tenido allá?
Yo siempre he estudiado canto. Siempre he estudiado mucho. Pero en el aspecto técnico ha sido un trabajo arduo. Yo estudio con un maestro particular en Italia. Lo que normalmente se hace en un conservatorio, escuela o universidad, que es tener 40 minutos de clases a la semana es muy poco. Aquí yo estudiaba de lunes a domingo dos, tres horas al día. Eso me ayudó a llegar mucho más rápido para poder comenzar a trabajar.
Como parte de tu esfuerzo, has trabajado cantando música de mariachi en Italia, para pagarte los estudios.
Trabajaba con un grupo de mariachis en Milano para poder pagar los gastos, la comida, la habitación. Toda la vida he trabajado con el mariachi. Estaba acostumbrado.
¿Qué significa ganar el Operalia?
Sigues haciendo lo mismo, pero es un nivel un poco más alto, en teatros un poco más importantes. Es un galón más en tu rango de cantante. Puede ser contraproducente porque así como te puede hacer dar el salto de calidad laboralmente, también puede ser el principio del final de la carrera. Por ejemplo, si comienzo a pensar que soy la estrella emergente, una figura importante en la ópera, o que soy el mejor de mi generación, comienzo a pensar quizá cosas erróneas [...] y el aspecto técnico queda de lado.
Es mejor quedarse con los pies sobre la tierra. No cambia tu persona, sigues siendo el mismo, antes y después del concurso. Lo que cambia es que tienes más responsabilidad. Ahora no van a venir a ver, a escuchar, solo la opera. Van a venir a escuchar y ver al ganador de Operalia. Es mucha más responsabilidad y se necesitan mucho más estudios.
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“¿Que extrañas del Perú?”, le decimos. Ahora ya no extraña mucho, porque tiene a sus padres viviendo con él. “Del Perú se extraña la comida, pero hacemos de todo en casa, cebiche, seco de chabelo, lomo saltado. [...] Es más un sentimiento de melancolía, de mi infancia. Antes, en Piura, los domingos se reunía toda la familia a comer cebiche, a tomar unas cervezas, escuchar música, se hacía una fiesta. Jugábamos con mis primos, con mis amigos del barrio. Entonces, eso es lo que más extraño. Pero es más un sentimiento de melancolía de la infancia, que de una vida en el Perú”, se explica.
A los nuevos cantantes les dice que estudien muchísimo, que dejen el alma estudiando. “Uno tiene que ser extraordinario con lo que lo apasiona. Estudiar el triple o cuatro veces más de lo que estudian los demás para poder alcanzar sus metas”, plantea. En su caso, Iván no para de estudiar con su maestro Roberto Servile, a quien admira. Hoy comparte escenario, es amigo y admirador de los más destacados tenores del momento: Francesco de Muro, Freddie de Tomaso, Juan Diego Flórez, Francesco Meli o Luca Salsi.
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Su agenda está copada hasta el 2024. Y este año debe estar en Venecia, en Praga, en Moscú (aunque la guerra ha puesto en duda esta presentación), en Londres, donde grabará un disco, la ópera inédita El proscrito, de Saverio Mercadante. En junio estará en Santiago, Chile, haciendo La Boheme. Cerrará el año con dos ópera en el Liceu de Barcelona entre agosto y diciembre: Gianni Schicchi de Puccini y Don Pascuale de Donizetti. Todo eso solo este 2022. Ese romance con la música, que empezó en la infancia, no se termina. A diferencia de lo que dicen muchos, él afirma que sí se puede vivir de la música. En su caso, la música le ha dado todo.
Iván Ayón llega al Perú no solo para un concierto, sino para recibir el reconocimiento de la Universidad Ricardo Palma como profesor honorario el 21 de marzo en el Centro Cultural Ccori Wasi, Miraflores. “Me emociona que hayan pensado en mí”, expresa Iván. De igual manera, la Universidad Nacional de Música (antiguo Conservatorio) le hará el mismo reconocimiento. “Recibirlo de mi alma mater es una cosa muy linda”, dice el tenor.