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Domingo

Más que un psicólogo y maestro

César Pezo del Pino fue un profesional en psicología e infatigable formador de generaciones. Se involucró activamente en la salud mental comunitaria. Su partida es una gran pérdida para el país.

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Docente y psicólogo clínico, siempre comprometido con el Perú”.

Sus alumnos recuerdan que cuando les enseñaba psicología, César Pezo del Pino solía repetir la frase “de cerca, nadie es normal”, que se le atribuye al cantautor brasilero Caetano Veloso.

Con estas palabras, no solo transmitía a sus alumnos la importancia de fijarse en la profundidad de la historia de cada individuo, sino que los invitaba a cuestionar la presión social por encajar que viven todas las personas y su impacto en la salud mental.

Era un académico muy singular, caracterizado por su sentido crítico y conocimiento enciclopédico, que iba más allá de la psicología y el psicoanálisis, siempre tendiendo puentes intelectuales con la historia, la sociología y la filosofía. Desde su labor como docente, tutor y psicoterapeuta, siempre estuvo dispuesto a entender otros puntos de vista.

De origen cusqueño, César Pezo del Pino se formó como psicólogo en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde posteriormente fue docente e investigador. Allí, como maestro y tutor, participó en la formación de futuros profesionales en salud mental.

También desde la Unidad de Responsabilidad Social de Psicología colaboró en temas de clínica comunitaria e intervención psicológica con grupos en contextos de crisis y violencia social.

Con sensatez y empatía, guiaba y acompañaba a sus alumnos con el trabajo directo con víctimas del terrorismo o analizando el material recopilado en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Abordaba con mucha humanidad la desgarradora historia de violencia en el Perú.

A fines de los 70, formó parte de DESCO, donde trabajó con sectores populares urbanos, profundizando en temas de educación.

En 1981, fue uno de los fundadores y luego coordinador del área de psicopedagogía de la Escuela de Formación Cristiana de San Juan de Lurigancho, iniciativa basada en las ideas de Paulo Freire y Fals Borda sobre la escuela popular. Sin duda, Pezo del Pino poseía una perspectiva de salud mental, que lo llevó a considerar el trabajo clínico y psicoanalítico como vehículos para entender el mundo interno y el lazo social en la realidad peruana.

Además de ser docente y psicólogo comunitario, fue un psicoterapeuta comprometido con sus pacientes y el trabajo clínico.

Durante su vida profesional, tuvo estrecha relación con instituciones como la Asociación Peruana de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo (APPPG), la Asociación Peruana de Psicoterapia Psicoanalítica de Niños y Adolescentes (APPPNA), el Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima (CPPL) y la Sociedad Peruana de Psicoanálisis (SPP).

Frente al deterioro de la salud mental por la pandemia, participó de los grupos de trabajo para apoyar al personal de los Centros de Salud Mental Comunitaria del Minsa, iniciativa organizada por la SPP.

César Pezo del Pino, amigo, hermano, padre, esposo, falleció el 15 de diciembre en Lima.

Su partida dejó un vacío inmenso entre sus colegas, amigos y familiares. Se le recuerda como una persona generosa y sincera, que luchó para construir un país con equidad.

En el 2021, participó en conversatorios sobre realidad peruana organizados por la Fundación Gustavo Mohme Llona y La República. Stella Mohme Seminario lo recuerda aportando valiosas ideas, con un compromiso contagiante y alentador, con un entusiasmo ejemplar.

Con su adiós, conviven hoy en los corazones de quienes lo conocieron la tristeza incontenible por su muerte y también la alegría inexpresable por su vida.