En los últimos años, hemos sido testigos de un gran aumento de la participación de mujeres en diversos deportes que son considerados socialmente como “masculinos”. Es así como las ligas de fútbol femenino, y la presencia de mujeres en disciplinas como el básquet, boxeo y las artes marciales mixtas, se han ganado un lugar en los corazones de miles de aficionados y aficionadas a nivel global.
El despegue de estos torneos ha permitido también que haya una mayor relevancia femenina en el mundo del periodismo deportivo, carrera que históricamente ha sido desempeñada por varones.
No obstante, los grandes avances en el mundo deportivo, lamentablemente, no van de la mano en todos los continentes. Mientras que en Latinoamérica aún se lucha por una mayor consideración, existen países en la geografía internacional que mantienen, con total hermetismo, una postura en contra de la intervención femenina en el ámbito deportivo.
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Tal es el caso de los Estados de Oriente Medio que analizaremos a continuación.
Un ejemplo claro de la problemática descrita lo podemos ver en Arabia Saudita. Pese a que la liga de fútbol del país árabe se está abriendo paso en el mercado global, para las mujeres deportistas y musulmanas las cosas no son tan sencillas.
Dentro de la nación, que mantiene una postura clara en cuanto a la participación femenina en el deporte, las mujeres no pueden usar pantalones deportivos ni acudir a los gimnasios o piscinas, situación que ha generado la creación de diversos clubes clandestinos. La cruda realidad pudo mejorar un poco cuando en el 2012, para los Juegos Olímpicos de Londres, la delegación saudí envío a dos atletas femeninas bajo presión del Comité Olímpico Internacional.
Desde entonces, las autoridades del país árabe permitieron la apertura de competiciones femeninas dentro de escuelas privadas que sigan la ley islámica. Sin embargo, el acceso a estas instituciones no es conveniente para toda la población. Se espera que, a futuro, la normativa pueda ser ampliada a organismos públicos o del Estado.
Asimismo, una nueva ley que entró en vigor en el año 2015 permite que las féminas ingresen a los recintos deportivos, siempre y cuando estén acompañadas de su tutor o tengan el permiso de este y hagan uso de los espacios creados solamente para ellas y sus familias, caso que también es replicado en otro país de la región.
En Irán, las restricciones para que las mujeres practiquen deportes son severas en cuanto a pudor y vestimentas. Cualquier tipo de disciplina que implique roce está prohibida. Además, si alguna atleta casada tiene la necesidad de viajar para participar de algún certamen, necesita el permiso de su esposo.
Pese a que, con el pasar del tiempo, las autoridades de Irán se han mostrado más permisivos y las mujeres hoy tienen acceso libre a los estadios, muchos deportistas exiliados a causa del régimen iraní denunciaron que el gobierno utiliza a los atletas como ‘herramientas’ de propaganda.
Por otro lado, en el año 2011, una icónica imagen remeció al mundo del deporte. En ella se ve a la selección de fútbol femenino iraní llorando al no poder participar de los Juegos Olímpicos de Londres. La razón: las miembros del equipo se habían negado a quitarse el hiyab, un atuendo vetado por el reglamento de la FIFA, pero estipulado por la cultura de su país, y que las descalificó de la cita en Inglaterra.
El caso de Qatar podría ser completamente distinto. El próximo organizador del mundial ha contratado mujeres dentro del equipo de realización del torneo más importante de la FIFA como Fatma Ali Al Nuaimi, directora de Comunicaciones del Comité organizador; sin embargo, la postura del país en cuanto al tratamiento de las féminas en la cultura aún es incierta.
En palabras de la propia funcionaria, su país posee una sociedad equilibrada y moderna, por lo que podría otorgársele el beneficio de la duda hasta noviembre, fecha agendada para el inicio de la tanda mundialista en la que Qatar se exhibirá ante los ojos de millones en el mundo.
Si bien Arabia Saudita e Irán son los dos países más herméticos en torno a la práctica de deportes de las mujeres, existen otras naciones cuya dificultad para incentivar las diversas disciplinas no solo se rige por cuestiones políticas sino también económicas.
La falta de recursos influye de manera directa en el crecimiento del deporte, lo que impide que miles de niñas y niños puedan soñar con un futuro dentro de un Mundial de Fútbol o de una cita Olímpica.