Desde que Naomi Osaka irrumpió en la élite del tenis causó un impacto adentro y afuera de la cancha. En aquel lejano septiembre del 2018, una desconocida japonesa llegó a la final del US Open y se enfrentaba a nada menos que Serena Williams. Contra todo pronóstico, la favorita del público perdió y protagonizó una polémica protesta contra el árbitro, la cual opacó totalmente el festejo de la joven de entonces 20 años.
Los fanáticos presentes en el recinto neoyorquino protestaron a tal punto que hicieron que Osaka llore y apenas pueda hablar. Sin embargo, ella demostró que no fue un azar del destino o coincidencia esta enorme victoria contra la mítica Serena. Al año siguiente lo demostraría en el continente de Oceanía, en donde mostró sus mejores versiones.
Naomi Osaka y Serena Williams tras la final del US Open 2018. Foto: AFP
En 2019 y en 2021 se consagró campeona del Australian Open y a la fecha suma cuatro títulos de Grand Slam, a sus cortos 24 años. No obstante, su alza en el circuito tenístico fue tan rápido que se convirtió en la deportista mejor pagada del mundo, un gran número de marcas la contrataron, las cámaras la acechaban día y noche, y le exigían campeonar cuanto torneo había.
Todo eso hizo que Osaka se sintiera demasiado presionada, a tal punto que en Roland Garros 2021 explotó: no quiso declarar ante los medios, recibió duras críticas -incluso de sus mismos colegas tenistas- y se retiró del certamen, en el que era la favorita. Cuando hizo este anuncio, la asiática tocó un tema que hasta ahora es tabú en los deportes, la salud mental.
Naomi acusó problemas de depresión y ansiedad, y tampoco compitió en Wimbledon. Ella manifestó que tenía que darse un descanso para sanar su mente y cuerpo. Tras varios meses alejada del circuito, anunció que iba a disputar el Abierto de Australia 2022 para defender su corona. Su regreso no fue el esperado y fue eliminada muy temprano, pero eso no fue lo más importante.
Naomi Osaka encendió la llama olímpica en la inauguración de Tokio 2020 desarrollada en su natal Japón. Foto: AFP
La ahora número 84 en el ranking WTA no tuvo problema alguno en compadecer ante la prensa y se sintió segura y feliz, pese a la derrota sufrida. Asimismo, hizo pisar tierra a todos al decir que no puede ganar todos los torneos cada año y resaltó su actitud durante todo el duelo con la estadounidense.
“Peleé cada punto. No puedo estar triste. No soy Dios. No puedo ganar todos los partidos. Tengo que tener eso en mente y ser consciente que estaría bien ganar el torneo, pero eso es muy especial. No puedo pensar que voy a ganar el Grand Slam a inicio de año siempre. Hoy tuve una actitud completamente diferente a la de mi último partido en Nueva York”, sostuvo.
En un mundo globalizado en el cual solamente vale ser el primero, Osaka mandó un claro mensaje que hizo recordar cuál es el verdadero espíritu del deporte: competir y divertirse. Además, hoy en día, los hinchas demandan que sus ídolos ganen siempre y cuando pierden –así sea segundo- “son los peores”.
Para los deportistas actuales también es pesado perder, porque quieren ganar todo, pero también es complicado darse cuenta que sea cual sea el contexto o campeonato, caer es normal cuando se está en la élite, donde compiten lo mejor de lo mejor. Por eso, el mensaje de consciencia de Naomi Osaka es vital, porque podría ayudar a cualquier colega que esté pasando por lo mismo.