Carlos Bianchi es sinónimo de triunfo, y no es para menos, cuatro Copas Libertadores (más que cualquiera), siete títulos locales y tres trofeos intercontinentales (igualado con Guardiola), hablan por sí solos de una de las carreras más importantes en el fútbol sudamericano.
Sin embargo, para muchos de nosotros, Carlos Bianchi es sinónimo de noches memorables de Copa Libertadores. Aquellas que, en esos tiempos (y hasta ahora), solo soñábamos vivir en carne propia. Esas veladas de fútbol a mitad de semana por las que terminábamos las tareas escolares a tiempo para poder disfrutar a plenitud. Esos partidos en los que ansiábamos tener una camiseta azul y dorada para meternos en la piel de aquellos ‘xeneizes’ que atravesaban por una de las etapas más gloriosas de la historia de su club.
Solo los sudamericanos entienden en su verdadera dimensión la importancia de la Copa Libertadores. Es tanto el fervor que provoca la lucha por ese trofeo que el ganarlo 4 veces hace que el nombre de Bianchi no pueda faltar en ninguna lista de los mejores técnicos argentinos de la historia, sin haber dirigido nunca la selección.
Carlos Bianchi hizo como técnico lo que no pudo como jugador. Llevó a Vélez Sarsfield a su primer título de Libertadores en 1994. Con un equipo comandado por el portero paraguayo José Luis Chilavert y con actuaciones destacables de ‘Pepe’ Basualdo, Omar Asad y ‘Tito’ Pompei, Vélez derrotó al Sao Paulo de Cafú, Muller y Palhinha en el mismísimo Morumbi, en aquella memorable tanda de penales.
Bianchi ya había saboreado la Copa Libertadores en 1994 con Vélez Sarsfield. Pero fue en 1998 cuando tomó las riendas de Boca Juniors y empezó un camino que dejó huellas imposibles de borrar. La primera de ellas fue en el 2000 cuando la escuadra en la que brilló Juan Román Riquelme, Guillemo Barros Schelotto, Martín Palermo y compañía levantó el tercer título continental de Boca.
Como parte de una de las más grandes coincidencias del fútbol, el escenario fue nuevamente el Estadio Morumbi y la final se definió en la tanda de penales. Fue la ejecución del ‘Patrón’ Bermúdez el que terminó arrancando el trofeo de manos del Palmeiras de Scolari para adornas las vitrinas argentinas.
PUEDES VER Silenció la Bombonera: se cumplen 15 años del golazo de tiro libre del ’Loco’ Vargas a Boca Juniors
Los penales le sientan bien al Boca de Bianchi, esta vez la víctima fue el Cruz Azul de México. Bermúdez tuvo la oportunidad de anotar el penal ganador como el año pasado pero falló, afortunadamente Julio Pinheiro hizo lo propio y la Copa Libertadores se quedó en la Bombonera. Esta final tuvo presencia peruana por partida doble, ya que José Pereda ingresó en el partido de ida para jugar los últimos 12 minutos y en la vuelta fue el árbitro Gilberto Hidalgo quien comandó una terna blanquirroja.
Nuevamente fue el Estadio Morumbi el escenario para que Sudamérica se pinte azul y dorado. El Santos de Robinho falló ante Bianchi como ya lo habían hecho Sao Paulo y Palmeiras, solo que ellos no estuvieron tan cerca. Boca se alzó nuevamente campeón con un contundente 5-1 en el global y con Carlos Tévez que se perfiló como uno de los grandes jugadores argentinos del momento.
“Creo que soy un entrenador simple. No complico las cosas. Jugué al fútbol y trato de no complicar la vida al jugador. Sólo le pido que cumpla con lo que le explico, que no es nada que no pueda hacer. El sistema de juego lo hago yo. La personalidad del equipo la doy yo”.