A finales de octubre e inicios de noviembre, en distintos países de Latinoamérica como México y Perú, se rinde un homenaje a los difuntos. Una de las fechas centrales es el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos. En ella, se recuerda a todos los fallecidos que ya han superado el purgatorio y se encuentran en el cielo, de acuerdo con la religión católica. Por otro lado, el 2 de noviembre es el Día de Todos los Muertos. Conoce en esta nota el origen de esta celebración.
PUEDES VER: Frases cortas por el Día de Muertos: comparte reflexiones e imágenes para honrar a los fallecidos
El Día de los Muertos fue instaurado por el monje benedictino San Odilón de Francia en el año 988. Aquello se produjo con el objetivo de recordar a las personas que han muerto, pero siguen sin ir al cielo porque aún se mantienen en el purgatorio expiando sus pecados.
Si bien ambas son celebraciones con orígenes religiosos en los cuales se celebra a las personas que han fallecido, en el Día de Todos los Santos, se recuerda a quienes han logrado llegar al cielo y no tienen una fecha en especial por ser santo.
Por otro lado, en el Día de los Muertos, se conmemora a todas las personas que no han podido conseguir eso y están en su búsqueda. De acuerdo con la religión católica, esta es una fecha en la que se puede orar por ese individuo y, así, ayudarlo a que pueda llegar a su objetivo.
En el Perú, la manera más tradicional de conmemorar esta fecha es que familias enteras acudan a los cementerios y visiten las tumbas de sus seres queridos. Una vez ahí, las personas suelen colocar distintas ofrendas a sus fallecidos, como flores, comidas y bebidas. Estos presentes van acompañados, en muchos casos, de brindis y bailes.
Esta jornada del 2 de noviembre está dedicada a la oración de los fieles por todas las almas que acabaron su vida terrenal y permanecen en estado de purificación. Aquella práctica ya se venía realizando desde siglos y estaba recogida en el Antiguo Testamento. Sin embargo, su origen se remonta al año 988 en Francia, cuando fue instituido por el monje benedictino San Odilón.
El Día de Muertos en México tiene sus raíces en las antiguas culturas indígenas de Mesoamérica que, cuando alguien fallecía, los familiares envolvían el cuerpo en un petate y organizaban una fiesta para guiar al difunto en su viaje al Mictlán, conocido como "infierno" o "lugar de los muertos" en el Gran Diccionario Náhuatl.