Todos conocemos a ese amigo o compañero de trabajo que siempre suele llegar tarde a los compromisos, a pesar de que te prometió que ya no lo volvería a hacer. Si bien puedes pensar que está siendo egoísta o que no respeta tu tiempo, un estudio psicológico sobre la tardanza busca explicar por qué este hábito estaría relacionada con la mente y la percepción del tiempo.
El mismo estudio también busca presentar soluciones para mejorar este comportamiento.
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La mirada psicológica al problema recalca que las personas que suelen llegar tarde no son groseras ni perezosas, y que generalmente suelen avergonzarse del inconveniente que causa su impuntualidad.
“Es fácil percibirlos como desorganizados, caóticos, groseros y sin consideración por los demás”, indicó Harriet Mellotte, terapeuta cognitiva conductual y psicóloga clínica en formación en Londres.
Según los expertos, los problemas de puntualidad podrían ser parte de las características de un tipo de personalidad. Las personas que llegan tarde a menudo suelen ser optimistas, con bajos niveles de autocontrol, ansiedad o poseen una inclinación por la búsqueda de emociones fuertes.
Un estudio de 2001 sugirió que la personalidad influenciaría en la perspectiva del tiempo. Foto: captura de Youtube
Por otro lado, un experimento social realizado en 2001 por Jeff Conte, profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, demostró que las personas pueden tener una perspectiva diferente del tiempo.
El estudio consistió en juntar a dos tipos de personas: tipo A (ambiciosas, competitivas) y tipo B (creativas, reflexivas). A todos se les pidió que juzgaran, sin relojes, cuánto tardaba en transcurrir un minuto. Las personas del tipo A indicaron que había pasado un minuto en aproximadamente 58 segundos, mientras que los de tipo B sintieron que había pasado un minuto después de 77 segundos.
Según el libro “Never be late again” de Diana DeLonzor, para poder cambiar el hábito de la tardanza, lo primero que se debe hacer es identificar lo que siempre ocasiona la impuntualidad. Agrega que en su caso particular se dio cuenta de que ella llegaba tarde porque anhelaba ser apurada, por lo que cambiar este anhelo era la única manera de mejorar.
“Mientras trabajaba hacia la meta de ser más puntual, comencé a ver la importancia de ser una persona confiable”, dice DeLonzor, “Desarrollar ese lado de mí pronto se convirtió en una prioridad”, agregó.
Adicionalmente, señala que para las personas que tienen que soportar la espera, en lugar de enojarse, deben establecer límites. “Habla sobre lo que harás si la otra persona no llega a tiempo. Por ejemplo, dile a tu amigo que irás al cine sin él si llega más de 10 minutos tarde”, aconseja DeLonzor.