El personaje de arcilla llamado ekeko, el cual no solo se encuentra en las casas peruanas, sino en otros países sudamericanos, guarda un gran significado. La pequeña elaboración con una ligera sonrisa suele aparecer en boletos de lotería o en muchas fotografías, pero siempre rodeada de billetes o alimentos en miniatura que rodean su cuerpo en representación de las ofrendas de sus dueños para concretar sus deseos.
De hecho, aquella persona que recibió de regalo o compró un ekeko como amuleto para la buena suerte y la prosperidad en su hogar tendrá que engreírlo con una serie de rituales. De lo contrario, el pequeño hombrecito se puede ‘molestar’. Además, cada 24 de enero, diversas ciudades se preparan para festejar y rendir culto al personaje andino.
El ekeko, que no mide más de 20 centímetros de altura, surgió en la cultura tiahuanaco, en la que fue reconocido como el dios de la prosperidad, la abundancia y la fertilidad. Los países Perú y Bolivia comparten la misma tradición sobre la estatuilla, ya que —aseguran— cuida el dinero y atrae la abundancia de quien lo recibe en su hogar.
El ekeko surgió en la cultura del Tiahuanaco. Foto: Waman adventures
El amuleto andino que tiene los brazos abiertos es representado como un hombre rechoncho y con bigote, con la boca abierta, chullo, poncho andino, ojotas o zapatos y, alrededor de su cuello, dinero u objetos diminutos. Debe ser tratado como un amigo exclusivo del hogar. Además de brindarle ofrendas cada vez que se le pida un deseo, se le tiene que engreír para que lo conceda.
De acuerdo a la tradición andina, los pedidos solo se pueden realizar los martes y viernes. Asimismo, hay que consentirlo con licor, rodearlo de hojas de coca, caramelos, y colocarle un cigarrillo encendido en la boca cada vez que se le haga una petición al ekeko. Si lo llega a consumir, significa que realizará el deseo.
Además de engreírlo, también se le debe conversar y preguntarle si se siente cómodo con su estancia en el hogar. En caso de que no se le haga ninguna ofrenda o lo descuiden, o si sus accesorios están rotos, el ekeko eliminará su lealtad hacia ti e ignorará tu pedido, y puede volverse vengativo.
En 2019, a través de la web radio Pachamama, la estudiante de Antropología de la Universidad Nacional del Altiplano, Yuli del Pilar Quispe, señaló que Bolivia construye islas parecidas a las de los Uros para registrarlas luego como islas milenarias bolivianas. Esto luego fue difundido por diversos medios locales en el país.
La respuesta peruana no se ha hecho esperar. El investigador Edgar Meza Aréstegui sostuvo que en ambos casos –los Uros y el Ekeko– se da la misma figura que con la Diablada. “Bolivia no puede reclamar el origen de ninguno de ellos, porque son altiplánicos. Por lo tanto, pertenecen a ambos países. E incluso hasta a Chile, en el caso del Ekeko”, explicó. Una visión con la que coincide la directora del Instituto Nacional de Cultura, Cecilia Bákula.La autoridad del INC consideró que la Unesco es muy rigurosa al respecto y que Bolivia debería sustentar muy bien sus argumentos.