El jirón Quilca es una de las calles con más historia de la ciudad de Lima. Desde los años 80, se ha caracterizado por ser el espacio de reunión de jóvenes amantes de la cultura subterránea. Si bien con el transcurso del tiempo varios lugares emblemáticos de esta zona cerraron, aún existen libreros y bares que hacen de este destino un lugar atractivo para la población más joven que busca divertirse o hablar sobre literatura y arte.
El término Quilca nace de la lengua quechua y significa “pintura sobre roca” o “arte rupestre”. Además, si bien este jirón es conocido con dicho nombre, no siempre se denominó así. En ese sentido, te contamos el origen de este emblemático espacio ubicado en el Centro Histórico de Lima.
Esta calle obtuvo su nombre luego de la fundación de Lima en 1535. Además, su importancia proviene desde la época prehispánica, ya que conectaba a lo que hoy es la capital del Perú con el pueblo denominado Piti Piti.
El jirón Quilca inicia en la Plaza San Martín y se extiende hasta la avenida Alfonso Ugarte, donde cambia su nombre a jirón Zorritos, que pertenece al distrito de Breña.
En 1613, esta arteria se denominó “cuadra que va a la calle de los pescadores”, según refiere el municipio en su programa “Lima te cuenta”. Esto debido a que estaba contigua a una zona en la que vivían personas que vendían pescado proveniente del Callao.
En el siglo XVII, recibió el nombre de calle Iturrizara, en honor a un oidor que tenía dicho apellido. El trabajo de estos funcionarios consistía principalmente en impartir justicia en nombre de la corona española.
A mediados del siglo XIX, se inauguró el ferrocarril inglés, el cual salía de Plaza San Martín —en la que estaba ubicada la estación San Juan—, cruzaba el jirón Quilca, Zorritos, avenida Colonial y terminaba en la plaza Grau del Callao.
En la segunda cuadra del jirón Quilca se encuentra el emblemático Bar Queirolo. Este lugar tiene más de 100 años de historia y, desde sus inicios, ha sido, junto con otros espacios, uno de los principales puntos de jóvenes interesados en la literatura, la poesía o la música.
El bar Queirolo ha sido punto de encuentro de varios poetas e intelectuales del siglo XX. Foto: Flickr/Carlos Camere
La cuadra dos de Quilca también fue, y aún es, un punto de encuentro de la contra cultura de la capital. Uno de los espacios más emblemáticos que representaba este espíritu era el Averno, que albergaba conciertos, exposiciones artísticas, conservatorios y más; sin embargo, dejó de funcionar en 2012.
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En esta zona de Quilca también operó por varios años el campo ferial denominado El Boulevard de la Cultura, en la que se vendían libros nuevos, usados y piratas, así como discos y vinilos de rock, punk o música underground peruana y extranjera. Lastimosamente, en 2016, los libreros fueron desalojados del local. Ahora dicho espacio opera solo como estacionamiento.
No obstante, las personas aún pueden visitar esta calle para comprar libros, ya que varios vendedores de textos se han ubicado en diferentes locales de esta vía para seguir con su negocio.
Varios libreros vendieron textos originales, piratas y usados, así como vinilos, por varios años en el Boulevard de la Cultura del jirón Quilca. Foto: PUCP