La RAE define a la nación como “un conjunto de personas de un mismo origen étnico que comparten vínculos históricos, culturales, religiosos, etc., que tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad, y generalmente hablan el mismo idioma y comparten un territorio”. María del Carmen Alva, lejos de resaltar esta integración, retrocede en la crónica peruana y desde su posición de presidenta del Congreso emplea términos separatistas.
La República sostuvo una entrevista con José Ragas, profesor del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile, y repasó los dos episodios en donde los líderes políticos derogaron el uso de la palabra “indio”.
Durante la ceremonia de develación de una placa conmemorativa por el bicentenario del Parlamento en Piura, la también abogada causó polémica entre la opinión pública tras mencionar que “el Congreso trabaja para todos, sin excepción, a nivel nacional, Lima y regiones unidos, blancos e indios unidos, pobres y ricos unidos. Nosotros no tenemos un discurso divisionista de lucha de clases”.
Frente a estas declaraciones, Ragas se remonta al virreinato peruano: “La sociedad estaba dividida en dos áreas muy delimitadas: una era la República de españoles y otra era la República de indios. (...) Se esperaba que ambas esferas estuviesen claramente marcadas con fronteras quizá mentales. No solo era una división de categoría fiscal, sino una división de categoría social, política, cultural”, relata.
Fue hasta la llegada de José de San Martín que esta fragmentación se debilitaba. “La primera vez en la cual se declara abolida esta categoría de indio, por toda la carga que significaba, fue en 1821, donde es reemplazada por la categoría de peruano. (...) Este es un primer intento que tiene el Estado para intentar construir lo que se va a considerar como ciudadanos de la República”, sostiene el especialista.
Pero, con el paso del tiempo, el término resurgió. “Por la carga semántica y también por la separación que se estaba creando geográficamente entre la costa y la sierra, es que se busca abolir una segunda vez, por parte del Estado peruano, la categoría de indio. Esto ocurre el 24 de junio de 1969, con el gobierno militar dirigido por Juan Velasco Alvarado. Él cambia la categoría y la reemplaza por campesino”, puntualiza el historiador.
“Por tanto, lo que está haciendo María del Carmen Alva es eco de esta división que existía en el siglo XIX, cuando en el discurso se hacía referencia a una guerra de castas”, añade Ragas.
“Lo que revela el comentario de María del Carmen Alva no solo es un paternalismo, sino que es quizá una forma muy muy interiorizada de desprecio hacia determinados grupos. (...) Su discurso busca ser conciliador, pero termina siendo una muestra de lo que ella y su sector, su grupo político, quieren: para ellos no es importante terminar con las divisiones, más bien lo que ellos quieren es que no haya ataques en este momento. O sea, que haya una visión mucho más romántica entre, como ella dice, pobres y ricos. Esto como una forma de querer atacar a su oponente, que en este paso es Pedro Castillo”, argumenta el historiador.