Belén Barnechea, hija del acciopopulista Alfredo Barnechea, contrajo matrimonio con el aristócrata Martín Cabello de los Cobos en Trujillo. Su boda fue objeto de críticas en redes sociales, medios nacionales e internacionales. Tras eso, el pasado 15 de abril Belén respondió a lo dicho en la virtualidad mediante Instagram.
Su escrito comienza así: “Hace una semana tuvieron lugar las celebraciones de mi matrimonio en Trujillo, ciudad natal de mi madre. Elegimos casarnos en el Perú y me sentí orgullosísima de poder enseñarles a mis amigos lo maravilloso y culturalmente rico que es nuestro país”.
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Belén utilizó un argumento que historiadores como Antonio Zapata han advertido de su doble discurso: la diversidad entendida en la medida en que cada región tiene su lugar determinado. De esta forma, el centralismo limeño está siempre alejado de las zonas andinas y a su vez de las selváticas.
“Somos un país lleno de diversidad, distintas culturas y tradiciones que han sabido convivir y unirse en un sincretismo único en el mundo. En todos los días de celebración, enseñamos con amor y respeto algo del Perú, de nuestra cultura, de mi cultura”, redactó.
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“Algunos medios de comunicación se han referido a la representación moche que hicimos como de esclavos, de mujeres indígenas, del virreinato. Lo que hicimos fue representar la cultura Moche, que es oriunda de La Libertad y que se desarrolló entre los siglos II y VII. Nunca se cruzó en el tiempo con los Incas ni los españoles. Mis abuelos maternos dedicaron su vida y su esfuerzo a ponerla en valor para el mundo. Mi abuelo Guillermo Ganoza restauró Chan Chan y organizó la primera exploración arqueológica a la Huaca del Sol y la Luna”, añadió.
“Lo que se mostró en el pasacalle fue una recreación de la Danza de la Soga, una danza ancestral que no (muestra) esclavos, sino que es una representación ritual de guerreros. Las mujeres sentadas simbolizaron los trabajos y la forma de cultivar la tierra en la época“, agregó.