Para muchas personas, las almohadas no son solo un simple complemento para el descanso, sino que también son sinónimos de confort y relajación, ya que permiten reposar nuestras cervicales y tener un sueño placentero, incluso en noches de dudas solemos consultar las cosas con ella. Sin embargo, son pocas las personas que conocen su historia. Descubre a continuación el origen de las almohadas, cuáles fueron las primeras en aparecer y cómo evolucionaron a las de hoy.
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El origen de las almohadas se remonta a la antigua Mesopotamia, hoy en día conocida como Irak. Se empezaron a fabricar para que los más ricos pudieran elevar su cabeza del suelo cuando dormían y así evitar que los insectos entraran en su boca y oídos.
Además, se han hallado almohadas en las tumbas de los faraones, pero, como resulta lógico, eran muy diferentes a las que actualmente conocemos. En esta parte del mundo se utilizaba para ahuyentar a los malos espíritus.
Así dormían en el antiguo Egipto. Foto: MET
las almohadas inicialmente fueron hechas de piedras lisas, madera, bronce, bambú y porcelana. Generalmente tenían una parte superior curva donde apoyaban la cabeza y eran decoradas con figuras de animales, plantas o personas.
Cabe resaltar que no se utilizaban materiales suaves porque en las antiguas culturas se creía que estos elementos robaban al cuerpo la vitalidad y causaban problemas, desde mala circulación de la sangre hasta no cumplir con su función de mantener a los demonios alejados, por ello las preferían de materiales duros.
Las almohadas, tal como lo conocemos hoy, se empezaron a crear en la antigua Grecia y Roma, ya que, en esa época, los artesanos comenzaron a utilizar la paja y las plumas para crear almohadas más cómodas y menos dolorosas. Sin embargo, solo estaban al alcance de las clases más privilegiadas.
No fue hasta el siglo XIX, con el inicio de la Revolución Industrial, cuando las almohadas se convirtieron algo común en los hogares. Gracias al avance de la tecnología se empezaron a producir en masa y su precio bajó considerablemente.
Evolución de la almohada. Foto: composición / duvetopia
El mejor consejo para escoger una buena almohada es, sin duda, probarla antes de comprarla, de esta manera podrás verificar que tu cabeza, columna y cuello estén alineadas a la hora de dormir. También es importante tener en cuenta las siguientes medidas: