La capital del Perú, Lima, cumple 487 años desde su fundación. Se trata de casi medio siglo de historia que será celebrado con diversos eventos gratuitos durante este 18 de enero.
En una suerte de revisión histórica, detenerse en la etimología (campo de estudio que estudia el origen de las palabras del idioma) sirve para respondernos incógnitas no resueltas, pero que pueden ser respondidas. En el siguiente artículo, conoce, mediante estudios del habla ancestral, el origen del nombre “Lima”.
El lingüista peruano Rodolfo Cerrón-Palomino escribió en su obra Voces del ande que el topónimo (nombre del lugar) de la que después sería capital del país, previo a la irrupción sangrienta de los españoles, era Limaq. En el quechua hablado, significaba “el que habla”, en referencia a un oráculo que estuvo situado en lo que ahora se conoce como Barrios Altos. El resto de la roca es famoso y conocido en la zona como la ‘piedra del diablo’.
Agustín Panizo, máster en lexicografía por la RAE, resumió el estudio de Cerrón-Palomino en su Twitter y escribió: “En realidad, Limaq no es otra cosa que Rimaq, con el cambio de /r/ por /l/ a inicio de la palabra, cambio típico del quechua entonces hablado en la costa centro”.
El cambio refiere a la influencia del aimara central, que se habló en algún tiempo en esa región. Ejemplo de ello es que el jaqaru, lengua de la familia lingüística Aru/Aimara, todavía se habla en la provincia de Yauyos, en la sierra sur de Lima.
Los españoles cambiaron la cultura incaica e impusieron la suya, con el credo cristiano monoteísta como evangelio único. También se instituyó la lengua castellana. Así, Limaq fue perdiendo su sonido final, la ‘q’, para finalmente quedar como Lima.
El español Francisco Pizarro escogió a Lima como la capital de su conquista en nombre de la evangelización. Foto: Museo de Antropología, Arqueología e Historia.