
La ciudad del Cusco es una de las más importantes de Sudamérica, no solo por su legado histórico, sino también por su riqueza cultural. Antes de la llegada de los españoles, fue la capital del Tahuantinsuyo, el poderoso imperio incaico que dominaba gran parte del continente. Sin embargo, la llegada de Francisco Pizarro en el siglo XVI marcó un punto de inflexión en su historia, estableciendo un nuevo orden político y social en la región.
El Cusco se convirtió en un epicentro clave para la administración del virreinato del Perú. Con la colonización, la ciudad experimentó una transformación significativa, mezclando la herencia inca con la influencia europea.
Cusco. Foto: Cumaceba.
La historia oficial señala que Francisco Pizarro fundó la ciudad del Cusco el 23 de marzo de 1534, estableciendo el dominio español en la capital inca. Sin embargo, los orígenes del territorio se remontan a tiempos mucho más antiguos. De acuerdo con la leyenda narrada por el Inca Garcilaso de la Vega, Manco Cápac y Mama Ocllo, enviados por el dios Sol, fundaron la ciudad tras clavar una vara de oro en el suelo, señal de que allí debía establecerse la capital del Tahuantinsuyo.
Con la llegada de los españoles, Cusco pasó por un proceso de refundación. Pizarro y su comitiva, tras derrotar a Atahualpa en Cajamarca y consolidar su control en el Perú, tomaron la ciudad como una de sus principales bases de operación. La nueva fundación se realizó con el nombre de "La muy noble, leal y fidelísima Gran Ciudad del Cuzco". En Haucaypata, donde hoy se ubica la Plaza de Armas de Cusco, el escribano Pedro Sancho de la Hoz redactó el acta, firmada por los conquistadores como Diego de Almagro, Hernando de Soto y Juan Pizarro, y atestiguada por más de 80 soldados.
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Antes de la irrupción de los conquistadores españoles, Cusco era la capital del vasto Imperio inca. Su infraestructura estaba diseñada para reflejar el orden y la jerarquía del Tahuantinsuyo, con imponentes edificaciones como el Coricancha y Sacsayhuamán. Las calles estaban organizadas en función de un trazado simétrico y sus templos estaban dedicados a los dioses incas, especialmente al Inti, el dios Sol.
La ciudad también era un centro político y económico. Desde aquí, el Inca gobernaba y administraba los cuatro suyos o regiones del Tahuantinsuyo. Sin embargo, la estabilidad del imperio comenzó a tambalearse tras la muerte de Huayna Cápac y el enfrentamiento entre sus hijos, Huáscar y Atahualpa. Esta guerra civil debilitó a los incas justo en el momento en que los españoles iniciaban su avance por Sudamérica.
Con la llegada de Pizarro y su tropa, Cusco fue saqueado y sus templos transformados en construcciones coloniales. El Coricancha, por ejemplo, se convirtió en la base del Convento de Santo Domingo. A pesar de la dominación española, la ciudad conservó su esencia inca y hasta hoy mantiene vestigios de su pasado prehispánico.
Representación del Cusco antes de la llegada de los españoles, según la IA. Foto: ChatGPT.
La expedición de Francisco Pizarro por el Perú no solo marcó la fundación de Cusco como ciudad colonial, sino que también dio origen a otras importantes urbes en Sudamérica. Entre ellas, destacan:
Cada una de estas ciudades jugó un papel clave en la expansión del poder español en la región.

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