En Lucuybamba, una comunidad andina de Perú, los conflictos entre agricultores y el oso de anteojos, que descendía del Parque Nacional del Manu en busca de alimento, eran constantes. Para abordar esta situación, el proyecto ProBosque Manu, iniciado en 2013 por el Sernanp y la Sociedad Zoológica de Fráncfort, se propuso implementar soluciones sostenibles que beneficiaran tanto a los agricultores como a la fauna local.
En la remota comunidad de Lucuybamba, ubicada en Cusco, los agricultores se enfrentaban a un dilema crítico que ponía en peligro la supervivencia del oso andino. Este majestuoso animal, también conocido como oso de anteojos por las distintivas marcas alrededor de sus ojos, solía descender del Parque Nacional del Manu para alimentarse en los cultivos locales, especialmente de maíz.
Los daños recurrentes llevaron a los agricultores a considerar al oso como un enemigo, lo que lamentablemente resultó en prácticas de caza furtiva en un intento desesperado por proteger sus medios de vida.
La intervención crucial tuvo lugar en 2013 con el inicio del proyecto ProBosque Manu, una colaboración entre el Sernanp y la Sociedad Zoológica de Fráncfort, el cual tuvo como objetivo abordar la raíz del conflicto entre los humanos y los osos mediante la sustitución del maíz por el aguaymanto. Este fruto, dorado y altamente nutritivo, no forma parte de la dieta del oso andino, lo que lo convirtió en una opción ideal para cultivar en la zona sin atraer a estos animales.
El cambio de cultivo resultó ser una solución dorada que transformó por completo la dinámica entre los osos y la comunidad de Lucuybamba. Al reducir los incidentes de invasión de los osos, los agricultores comenzaron a ver al animal no como un adversario, sino como un símbolo de su coexistencia con la naturaleza circundante. Además, el proyecto fortaleció la economía local al abrir nuevas oportunidades de mercado para el aguaymanto, lo que incentivó a los agricultores a continuar y expandir esta práctica agrícola.
El aguaymanto no forma parte de la dieta del oso andino. Foto: Andina
Este animal es la única especie de oso presente en Sudamérica y según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado de vulnerabilidad, con una población estimada entre 2.500 y 10.000 ejemplares, distribuidos en Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y pequeñas poblaciones en Argentina.
En Perú, habitan aproximadamente 30 áreas naturales protegidas. Los principales riesgos para su supervivencia incluyen la pérdida de hábitat por actividades humanas, como la agricultura y la ganadería, además de la caza furtiva y la captura ilegal para el comercio de sus partes, lo que también amenaza la biodiversidad de los ecosistemas donde actúa como dispersor de semillas. La UICN reporta que, hasta 2016, se estimaba que unos 180 osos andinos eran cazados cada año en los Andes sudamericanos.
El oso de anteojos es considerado un arquitecto del bosque. Foto: Sernanp
Ante la alarmante reducción de su población, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú ha lanzado el Plan Nacional de Conservación del Oso Andino, el cual se extenderá hasta el 2026. Este plan tiene como objetivo contrarrestar las amenazas y promover la recuperación de este importante dispersor de semillas, fundamental para la salud de los ecosistemas andinos y amazónicos.
Se encuentra en la cuenca del río Manu, abarcando las regiones de Cusco y Madre de Dios. Esta área natural protegida alberga una biodiversidad excepcional, reconocida internacionalmente y preservada del impacto humano.
Este parque se ubica en la cuenca del río Manu, regiones de Cusco y Madre de Dios. Foto: Andina