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Cultural

Julio Ramón Ribeyro la rompe en la FIL de Lima

La publicación de los cuentos inéditos de Ribeyro fue motivo para que muchos asistieran al primer fin de semana del evento cultural más importante del país.

larepublica.pe
Julio Ramón Ribeyro.

En el circuito cultural peruano tenemos eventos culturales de sustancial importancia, siendo el principal de ellos La Feria Internacional del Libro de Lima (FIL). No hay rubro cultural que, a nivel de producción, se le pueda comparar.

Pero por ser el más relevante, esto no quiere decir que no haya fallas o aspectos perfectibles, tal y como lo vimos en el día de su inauguración (18/6), en donde, salvo la intervención de Nelson Alvarado de la Fundación BBVA, el discurso de los demás participantes dejó mucho que desear. El lugar común como línea discursiva y, de yapa, la innecesaria referencia a Dina Boluarte por parte de la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, quien como sea la debe nombrar y no necesariamente a un aspecto ligado al mundo del libro.

Queda claro que, así se esfuercen algunos en subrayarlo, la FIL de Lima no es la feria de Frankfurt, tampoco la de Guadalajara, pero es una feria que sí puede decir que tiene un público ya ganado al que no le importa mucho la coraza, sino el contenido bibliográfico. Es pues un público lector multitemático que se ha formado durante años con la FIL, desarrollando una dinámica especial con sus expositores y libreros. Ese público lector es quien ha firmado sus éxitos comerciales, asimismo la ha salvado de la catástrofe, tal y como vimos el año pasado: en su último fin de semana acudió en masa a una FIL alicaída. Cifras oficiales indican que fueron 430 mil asistentes.

Bruno Portuguez y su exposición "Rostros del Bicentenario".

Y esta edición 2024 no será la excepción, teniendo en cuenta que no hay un país invitado y tampoco las luminarias (varios premios Nobel de Literatura, a saber, Jean-Marie Le Clézio en 2016) que subieron el nivel de la FIL de Lima hasta que la pandemia detuvo su buena proyección.

Por eso, la nueva directiva de la Cámara Peruana del Libro (organizadora de la FIL), comandada por Ricardo Muguerza, optó por dedicar la presente versión al bicentenario, pero el ambiente a bicentenario es lo que menos se ha percibido en este primer fin de semana (aquí habría que reforzar la promoción de la buena exposición Rostros del bicentenario del estupendo pintor Bruno Portuguez, en el stand de la Municipalidad de Jesús María) y más bien hemos sido testigos de la arrolladora empatía entre Julio Ramón Ribeyro y el público. La FIL respiró a Ribeyro en su primer fin de semana gracias a la publicación de Invitación al viaje y otros cuentos inéditos.

"Palestina. Anatomía de un genocidio".

Otro punto a destacar: la CPL permitió la presentación, el 20/7, de un libro incómodo: Palestina. Anatomía de un genocidio (LOM, de Chile) a cargo de los editores Faride Zerán, Rodrigo Karmy y Paulo Slachevsky. Al respecto, la Universidad de Chile emitió un comunicado advirtiendo de un intento de censura por parte de la Embajada de Israel en Perú. En pleno siglo XXI no estamos para censuras de libros y esta actitud igualmente la tendríamos si se pretende silenciar un libro a favor de la causa de Israel. Los libros no deben censurarse, sí discutirse.

El recorrido por la feria arrojó algunas sorpresas. Muchos buscaron el stand de Penguin Random House y no lo hallaron (esto no afectó la distribución de sus novedades, ubicables en todo el recinto), tampoco el stand de Estruendomudo. Por su parte, Grupo Editorial Planeta exhibe un espacio a destacar y razón sobra: este 2024 celebra 75 años de existencia en el mundo editorial hispanoamericano y sus estrellas en este primer fin de semana fueron Alberto Fuguet y Carmen McEvoy.

Inevitable no encontrarse con autores e intelectuales, y celebremos las buenas noticias de las que uno se entera: la aparición para octubre, vía Alfaguara, de La violencia del tiempo de Miguel Gutiérrez (esto sí es un alivio: hace dos meses, La República señaló que PRH ya no era la casa editorial de este tremendo escritor peruano. Esta monumental novela necesitaba de la logística de PRH. Nos alegra).

Los libros de autoayuda paran la olla.

Por motivo de los 100 años de Universitario de Deportes, tenemos varias publicaciones a considerar, como 100 años, 27 títulos, 11 historias de Pedro Ortiz Bisso y el libro de colección Universitario. El más campeón de Antenor Guerra-García. Para la fanaticada celeste también hay: Soy del Cristal de Gianfranco Hereña. La familia blanquiazul no se queda atrás con el libro de Zelmira Aguilar: Entre gambetas y pasiones. Los hábiles negros en la cancha. Lo que hace Aguilar es repasar la historia aliancista desde su identidad afro.

Los stands de Lancom, Ediciones Altazor, Heraldos Negros, Alastor Editores, Biblioteca Abraham Valdelomar, Ediciones Peisa, La Indie y Libros del Zorro Rojo (aquí compré una novela de Kazuo Ishiguro que venía buscando desde hace buen tiempo) tienen un catálogo pensado de acuerdo a su perfil de lector. De los stands de las embajadas, destaquemos el de la Embajada de Japón, que exhibe una joyita para los amantes de la poesía: Más allá del haiku. Antología de autores nikkei latinoamericanos de los profesores Koichi Hagimoto e Ignacio López-Calvo.

Punto aparte merecen los stands universitarios de la PUCP, de la UNMSM, y de la Universidad de Lima, que pude ver con detenimiento. Recomiendo ¿Quién gobernará? de Mónica Ricketts y Del blockbuster al autorretrato: apuntes sobre el cine de hoy de Ricardo Bedoya.

Para disfrutar de la FIL, hay que hacerlo con calma. Los buenos libros siempre están.