Por: Mary Luz Aranda
Valeria Vicente, conocida en las redes sociales como Valeria Rossi, es una estudiante de Economía de la Universidad del Pacífico (UP) que ha sido nombrada como embajadora de la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL) con solo 19 años. Además, recibió el premio a la excelencia académica con mención en arte y cultura por su casa de estudio y actualmente es asistente del Centro de Investigación de la UP. Dentro de su pasión por la lectura, realiza labor social visitando colegios parroquiales y públicos donde fomentan este interés entre los niños.
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—¿Qué se siente ser embajadora una vez más en este evento (FIL) que piensa reunir a más de 400.000 lectores?
—Es un evento muy emocionante, siento que esta experiencia viene recargada con muchísimas actividades geniales, hay días temáticos, muchísimos stands. Tenemos a las librerías más reconocidas del país y a las editoriales también. Contamos con otras más pequeñas, pero todas están aquí para ofrecerles una gran experiencia a los lectores. Es muy emocionante porque es una actividad en la que los chicos pueden venir a encontrarse con sus amigos, elegir sus propias lecturas; vienen familias, vienen grandes, chicos, desde los más chiquititos.
—Coméntanos un poco más de ti, ¿cuándo surge esta inclinación, el amor por la lectura?
—Yo empecé a amar los libros, creo que desde antes que supiera leer porque mi mamá me contaba las historias de los libros. Luego, cuando me quedé sin libros, me relataba cuentos que ella creaba. Fue muy emocionante para mí porque siento que eso hizo que nunca me quedara corta en creatividad, imaginación. Entonces, yo empecé a leer, creo que por necesidad porque justamente me jalaba el bichito de la curiosidad de las palabras que no sabía, las buscaba en mi diccionario, y así poco a poco fui descubriendo más porque me gustaba leer, desde los libros clásicos y luego descubrí mi amor por las lecturas Infantiles, luego los juveniles y así también empiezo a leer de manera digital.
Su mamá, Milagros, fue quien le impulsó su amor por la lectura. Foto: Mary Luz Aranda
—¿Algún personaje con la que te sientas identificada de una obra literaria?
—Sí, de uno que leí en pandemia. Fue 'La vida invisible de Addie LaRue', ese libro me cambió la vida, es un libro de Victoria Schwab, que pronto va a tener una adaptación al cine que me emociona y también me da un poquito de miedo porque los lectores tenemos eso de que somos muy fieles al libro, pero justamente este me marcó porque la protagonista es muy libre, quiere también dejar huella. Entonces, tiene este conflicto interno de la libertad versus hacer en alguien algo y lo logra hacer a través del arte.
—Tú quieres dejar una huella en los estudiantes de centros educativos porque vienes llevando a cabo también actividades a fin de aportar en su crecimiento en la lectura.
—Sí, de hecho hace poco empezamos a realizar actividades en escuelas. Fuimos a un colegio parroquial en Lurigancho-Chosica, este es el corazón, el Colegio Parroquial Corazón de Jesús de Jicamarca, y justamente fui con mi madre. Fue emocionante ver cómo los chicos tenían tantas ganas de participar, iniciamos con una dinámica den la que yo les contaba mi experiencia.
—Tienes proyectos muy pronto para publicarlos, obras literarias, ¿en qué va a consistir? ¿Qué es lo que exactamente el lector va a encontrar en tu creación?
—Sí, de hecho, tengo un libro que va a salir de reseñas, justo para que los chicos no se sientan cortos de pedir ayuda, pedir una recomendación para iniciar su hábito lector. Estos esta recopilación son libros que a mí me han encantado y me han marcado bastante, entonces yo siento que también pueden transformar la vida de otros jóvenes. Luego tengo otro en proceso que es una distopía que ahora estoy haciendo las bases porque me emociona mucho la ficción y, de hecho, un libro de distopía, 'Divergente,' con el que yo empecé a leer literatura juvenil, me marcó mucho.
El escritor homenajeado en esta edición de la FIL es César Vallejo. Foto: Mary Luz Aranda
—¿Cuántos libros has leído?
—En el año del bicentenario llegué a los 200 justamente y ahora ya creo que debo estar llegando a los 300. Mi meta de este año es llegar a los 280, así que vamos a ir viendo si es que la universidad me lo permite porque leo bastantes libros de economía.
—Viajar también al exterior te está inculcando la habilidad lectora...
—Sí. El año pasado tuve varios viajes, pero este año realmente planeo quedarme un poco más de tiempo en el país, seguir conociendo el Perú porque, si bien esta labor le hemos realizado hace poco en un colegio de Jicamarca, también me gustaría realizarla en otras partes del Perú.
Valeria Rossi quiere seguir fomentando la lectura. Foto: Mary Luz Aranda
—¿Qué tienen que hacer los centros educativos, los directores y padres de familia que estén interesados en la actividad que tú vienes desarrollando?
—Siento que inicia con darle al joven un libro o un acceso a un mediador de lectura para que ellos puedan empezar a descubrir historias por su cuenta. Cuando ellos se dan cuenta de que el hábito lector no tiene por qué ser obligado, sino que es un acto de entretenimiento, de felicidad, es cuando empiezas a ganar jóvenes lectores. Nosotras (Valeria y su mamá), justamente la labor que realizamos hace poco fue llegar a los jóvenes a contarles nuestra experiencia, realizar con ellos dinámicas, actividades bastante lúdicas, que ellos nos pudieran contar cuál es su libro favorito, hacerlos participar, que no sientan la lectura como algo externo, sino parte de su día a día.
—Con base en tu experiencia por tus viajes a nivel internacional, ¿qué le hace diferente al Perú a diferencia de otras naciones en cuanto a la actividad lectora?
—Lo que puedo contrastar con el continente europeo es este que ellos tienen mucho acceso a la lectura. Cada dos o tres cuadras puedes encontrar una librería o un puesto de libros, y eso siento que enriquece muchísimo a los jóvenes en su crecimiento. Para mí fue vital en la etapa escolar tener una biblioteca en mi escuela que me permitía sacar libros cada vez que yo sentía la necesidad, así fue como fui creciendo como una ratona de biblioteca.
—¿Esto te trajo problemas entre los compañeros? Lamentablemente, en el Perú muchos deciden irse por otros rumbos.
—Sí, algunas compañeras me decían: "Ay, qué haces todo el tiempo leyendo iniciado el recreo". Yo les decía que me acompañaran a dejar mi libro en la biblioteca o a sacar, y teníamos un grupo de siete, solamente uno me quería acompañar. Hace unos meses una de mis compañeras me escribió y me dijo: "Vale, sabes dónde puedo encontrar a la autora Flor Salvador que justamente vino a Perú". Y yo: "¿Desde cuándo lees?". "Hace un mes empecé a leer 'Boulevard'", y yo: "Te paso todo, te paso todos los datos donde ella va a estar". Pero justamente es porque leer se puso de moda y yo tenía ese anhelo.