Si buscas películas más perturbadoras del cine, es probable que algunas de las sugerencias de Google sean “Saló, o los 120 días de Sodoma”, “A serbian film”, entre otras vomitivas pero aplaudidas propuestas. No obstante, hay una que pocos conocen y que de seguro te mantendrá al filo de tu asiento, además de provocarte arcadas más seguidas de lo que crees.
Se trata de “Guinea pig 2″, la polémica cinta dirigida por el realizador japonés Hideshi Hino y estrenada en 1985. En las siguientes líneas, conoce más detalles acerca del largometraje.
"Guinea pig 2" es una de las películas más sangrientas en la historia del cine japonés. Foto: IMDb
“Una mujer que camina hacia su casa a altas horas de la noche es atacada por un asaltante desconocido que la deja inconsciente con cloroformo”, indica la sinopsis compartida por MUBI.
“Guinea pig 2″, muy famosa entre los aficionados del cine japonés, nos aproxima a una aparentemente tranquila noche. Como un día cualquiera, una joven camina en dirección a su vivienda sin anticipar que está por ser interceptada por un sádico samurái contemporáneo.
Tras abordar a la muchacha en la calle, el sujeto la lleva a una mazmorra, en donde busca convertirla en una “flor de sangre y carne”, a través de un minucioso proceso de descuartizamiento. En su retorcida perspectiva, su único objetivo es posicionar la tortura y mutilación en una obra de arte.
Esta aterradora narrativa se ve ensalzada por violentas escenas, quizá solo comparables con producciones de tipo snuff (material corto de asesinatos, suicidios y otros crímenes reales).
Un sádico samurái desata el terror en "Guinea pig 2". Foto: IMDb
De acuerdo con el portal Screen Rant, en 1991, el escritor y crítico de cine Chris Gore le dio una copia de “Guinea pig 2″ a Charlie Sheen, quien quedó horrorizado por lo que veía. De hecho, creía que estaba viendo secuencias de un asesinato real, por lo cual no dudó en mandar el largometraje al FBI.
Los agentes se quedaron con el archivo de Sheen y procedieron a abrir las investigaciones correspondientes sobre la producción y distribución. No obstante, los que los federales encontraron era que toda la sanguinaria propuesta de Hino tenía su origen en efectos especiales. Así, el revuelo quedó en una inquietante anécdota.